ornella vilaro

viernes, 7 de enero de 2011

mientras pienso XVII


                                  UN DIALOGO CUALQUIERA.

  -Mira, te voy ha contar algo. Por favor no se lo digas a nadie. Resulta que yo tengo un amigo, piola el pibe, trabajador resulta que la madre de él, este… este, vende droga. Si, si son buena gente trabajadora, incluso está mujer, cuida chicos y aparte vende drogas. Como  un ingreso extra, viste.  Bueno la cuestión es que yo le guardaba la plata. No  mucha, por que generalmente mí amigo, venia y me pedía. Supone, venia y decía dame quinientos y yo  se los daba. Y así venia me pedía, otras veces dejaba plata. Yo se lo guardaba de gamba, de amigo.

  -¿Cómo controlaba la plata, que se sacaba?. Sino es muy fácil que desaparezca plata.

  -No, no teníamos  ningún control, por eso se me ocurrió decirle, que la contáramos. Para que este tranquilo él y también yo. Así es como un día viene a mí casa y nos ponemos a contarla. Todo bien, había 6000 pesos,  el me pide 500, quedaron 5500 pesos. Hasta ahí todo bien.  El problema, fue cuando una semana después vuelve, ha pedir  toda la plata. Yo agarro se la doy la cuenta y… solo quedaban 4500 pesos.  Te juro por mí hijo muerto, que nunca había tocado nada de esa plata. Desesperado llame a toda mi familia, hasta ha mi novia.  Gente que entra en mí casa,  pero también gente que se que no la va ha tocar. Por las dudas pregunte, nadie sabia  nada, ni mi novia ni mucho  menos mi vieja. Bueno, no  quedando  otra voy a hablar con la madre de mi amigo. Para que te voy a decir, terminamos discutiendo fuerte. Pasamos unos meses sin hablarnos.  Con el tiempo, empezamos a conversar y llegue a llevar a mi nene, para que lo cuiden. Son gente buena, por eso lo dejaron pasar. Incluso cuando mi bebe, come ese veneno ellos llamaron en seguida a la ambulancia y lo acompañaron hasta el hospital. Les sigo guardando la plata viste, por que son gente buena y por que me dijeron, que sino  lo hacia ellos mataban a mí vieja.

  -¿Y la plata?

  - La plata, nosé debemos haber contado mal la primera vez. Te juro que en mi vida, la toque.

 Fin

Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

         

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