LA VERDAD SOBRE GUN XIX
-Permítenos quedarnos con todas sus posesiones-. Continuo diciendo el tipo, que sin previo aviso pareció crear una religión de la nada, lo peor era la respuesta inmediata de los demás como si fuese costumbre el ejecutar estos ritos.- Sus ropas servirán de abrigo para los fríos inviernos, que él en su incapacidad como líder no supo evitarnos. Dejaremos en agradecimiento por los aciertos que jamás tuvo las carnes en descomposición y llenas de gusanos, pensadas para ofrecernos como alimento, burlándose así de nuestra necesidad. También te pedimos nos dejes quedarnos con su mujer la cual nos satisfacernos mas halla de nuestra hambre. Puesto que tu necesidad de adoradores es cada vez más apremiante y para complacerte debemos tener una prole pura, ella será nuestro cáliz-. Es increíble pero recuerdo cada palabra, cada justificación echa para matarlo.
<<Cuando se termino el discurso seudo religioso, el que sostenía la piedra la levanto y golpeo a Chas. Cerré los ojos asustada, pero recuerdo oír un golpe seco. Al abrir los ojos y mirar hacia donde estaba Chas, me sorprendí al ver poca sangre alrededor de su cabeza. No lo habían destrozado como tantas veces hicieron anteriormente, quien sabe tal vez un código de honor los obligaba a dejar sano el cuerpo de su antiguo líder. Por unos momentos agacharon sus cabezas y emitieron un rezo, inaudible para mí. Al terminarlo giraron y caminaron hasta donde estaba yo. Los cuatros formaron una línea en frente mío. El religioso me extendió la mano y con un suave tirón quede de pie ante ellos.>>
-Sí, ceras nuestro cáliz. Madre de la siguiente generación. Pero no hoy, ni aquí, tampoco con nosotros, mucho debes de aprender antes-. Luego de decirme estas palabras, se fueron dejándome sola.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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