ornella vilaro

jueves, 30 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN XV


             LA VERDAD SOBRE GUN XV
   << Ahogue un grito, Chas debe de haber sentido algún movimiento o algo por el estilo, porque se levanto abruptamente, con la mano derecha levanto el hacha y con la izquierda me tomo a mi del brazo, asiéndome parar con él. Miró hacia donde se encontraban los cinco hombres adeptos a él y sobrevivientes a su masacre. Con fuerza y enojo golpeo el hacha contra la pared. Todos se sobresaltaron, lo miraron por un momento, luego se pusieron de pie. Todos menos uno que dormía boca abajo, uno de sus compañeros se acerco y le pego una patada en el estomago haciéndolo girar. Se  encontraba muerto, con la cara ensangrentada. No se que le sucedió, pero no me produjo impacto alguno. En realidad nadie se sorprendió o hizo algún gesto de congoja, solo lo vieron por unos segundos y nada mas. A posterior miraron a Chas quien señalo los tres bultos, caminaron hacia ellos, los tomaron de los cordones que los serraban y comenzaron a arrastrarlos hacia la puerta de salida. Chas comenzó a caminar detrás de ellos sosteniéndome del brazo, ahí note que ya no me hallaba atada. En silenciosa procesión comenzamos a salir del edificio, nunca mas volví ha ese lugar.>>   
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró- Tronfi  

miércoles, 29 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN XIV


               LA VERDAD SOBRE GUN XIV
       << Paso bastante tiempo después que Chas persiguiera a los dos hombres. No se cuanto, una de las peores cosa del cautiverio es perder la noción del tiempo. La cuestión es que termino volviendo. Sin mirar a nadie atravesó la habitación y salió por la puerta que daban a las escaleras. De inmediato volvió llevaba un hacha en la mano de esas rojas que son utilizadas para las emergencias. Recuerdo haberme asustado mucho cuando lo vi pasar pues, si bien anteriormente lo había visto cometer grandes atrocidades, nunca mostro tal furia. Su rostro parecía deforme, como ver la cara del diablo. Yo espantada, oculte mí rostro entre las rodillas, mientras serraba los ojos con fuerza. Al cabo de un tiempo, se comenzaron a oír ruidos de golpes, lloré espantada del infierno que estaba viviendo. Lloré hasta quedar completamente dormida.>>
    << Transcurrió casi una noche desde, que pasase con el hacha. Me despertó un suave empujón. Al abrir los ojos lo vi, estaba sentado al lado mío, con brazos ensangrentados hasta los codos, el hacha descasaba a su lado lejos de mí. Con los ojos todavía llenos de lágrimas, intente enfocar la habitación. Frete de mí se hallaban dos bultos, grandes como para que entraran una persona en cada uno de ellos.>>
 Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi   

lunes, 27 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN XIII


                LA VERDAD SOBRE GUN XIII
     <<Con el tiempo las cosas se fueron poniendo cada vez mas tensas, pues la comida escaseaba y al no tener un medio de conservación para los restos humanos, el olor se hizo insoportable. Los dos hombres que se mantenían aislados del grupo, comenzaron a frecuentar con menor frecuencia la habitación, que ocupábamos. Yo, no conocía otra cosa que el pequeño cuadrado de baldosas, donde finalmente habían optado por atarme. Era horripilante estar con esos monstruos, pues no seme ocurre otra manera de llamarlos. Chas y los otros cinco hombres, paseaban por todos lados sin reparar en los restos humanos a su alrededor, debes en cuando uno pasaba por mí lado y me obligaba a pararme. Hay en esos momentos el olor a sangre y carnes podridos era tapado por otro peor, los de mis desechos corporales la materia fecal, el orín y mis vómitos constituían un incienso bastante fuerte, aun así los prefería.>>
    << Un día note que el hombre que había llorado después del ataque a mis perseguidores, la primera vez que entre a ese lugar, no se encontraba. Por otro lado Chas se hallaba atando dos grandes sacos con lo que desconocía yo, hasta ese momento, pero sospechaba. Casi de inmediato comencé escuchar la por parte de Chas y los otros cinco la intención de marcharse del edificio. Para tomar la decisión convocaron a los dos hombres que permanecían apartados del grupo. Estos a su pesar y al mío, se opusieron rotundamente. Luego de una larga discusión, ambos abandonaron la habitación amenazando que nadie los siguiera, ha riesgo de tomar acciones contra mí. Chas los siguió echo una furia.>>       
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

domingo, 26 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN XII


                    LA VERDAD SOBRE GUN XII
   <<Después de comiesen apenas si notaron mi presencia. Chas, como termine llamando a aquel que me había salvado y ofrecido el trozo de carne, parecía ser el líder. Lo termine llamando así por como salpicaba cuando pasaba por los charcos de sangre.  La primera noche fue horrorizante, pues Chas me ató y acostó frente a mí aplastándome contra una pared. Los que habían desaparecido inicialmente por las otras puertas, que supongo yo iban a otras habitaciones, parecían especialmente inquietos de noche. No dormían y se paseaban toda la noche. A Chas pareció no caerle en gracia y varias veces se paró a discutir en vos baja con ellos. Incluso uno de ellos, llego a ponerse violento y dio una trompada a Chas. No supe cual de todos fue o que tan importante era para la tribu, pues cuando esta abandono la habitación, Chas lo siguió. Después fueron solo dos, los que se ocultaban en las otras estancias del edificio.>>
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi   

sábado, 25 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN XI


                    LA VERDAD SOBRE GUN XI
  Comienza llorar y detiene su narración. Odio verla así, pero más me odio, por haber sacado el tema. Se que la culpa es mía por querer especular sobre quienes éramos antes de estar aquí. Hace tiempo hicimos un pacto de no preguntar sobre nuestros pasados. Aun así comprendo, que quiera contarme, pues compartimos una intimidad única y cruses demasiado pesadas para llevar uno solo. Si lo sabré yo. Aun así la comprensión no es un justificativo, para la estupidez. Debí haber vuelto al colchón roído y seguir durmiendo sin molestarla. Se que le he reabierto una herida muy grade. Solo quiero consolarla y abrasarla, para que sepa que siempre estaré allí con ella. Pero lo evita de una manera muy violenta, dándome un pechón, con una fuerza de la que nunca la creí capaz. Termino de culo en el suelo, mirándola mientras se seca la cara.
  -Espera que termine de contar mí historia, Gun, haber si luego quieres volver ha tocarme o siquiera acercarte mí. Espera, escucha y horrorízate.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi    

LA VERDAD SOBRE GUN X


                 LA VERDAD SOBRE GUN X
   << Cuando terminaron de comer. Pude notar cuantos eran, resultaron en total diez individuos, todos hombres y de mediana edad. Sus ropas estaban echas girones y sucias de sangre, pero no parecían notarlo. Incluso un grupo de cinco se sentaron a charlar sobre un charco de sangre sin importarles mucho. Tres desaparecieron por otras puertas, que nunca supe donde iban. Quedaron dos deambulando por la habitación, uno de los cuales termino sentando en un rincón abrasándose  las piernas y llorando, desesperado. El otro era quien había evitado que me asesinasen, camino por un rato, buscando algo en el piso. Termino deteniéndose ante lo que parecía un bulto pequeño como si fuese un paquetito, lo tomo y refregó entre sus manos. Por ultimo le paso la lengua. Me miro y comenzó a caminar hacia donde estaba yo, cuando estuvo cerca extendió la mano y me ofreció, en ese momento pude notar que era carne. Aparte la mirada del trozo humano y lo mire a él, completamente espantada. Primero intente rechazárselo, insistió.- Come, van ser días largos-. Me dijo. Yo, yo estaba aterrada, realmente no quería hacerlo, pero el miedo fue superior y termine cediendo. Ante su insistencia, devore el trozo humano sin respirar.>>
Autor; Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi        

LA VERDAD SOBRE GUN IX



                    LA VERDAD SOBRE GUN IX   
  <<Allí se quedaron mirándome con ojos vidriosos. Uno de ellos soltó el cacho de carne podrido, que masticaba e intento abalanzarse sobre mí. No pude moverme. Por suerte nunca llego a tocarme, pues desde el fondo alguien grito su nombre y este se detuvo en seco. Pase de estar paralizada a temblar, como una hoja. Quien había gritado desde el fondo, se acerco donde estaba yo y tomándome de la cara les dijo.- Es muy joven debemos de guardar un poco de decencia. Aparte puede servirnos para otras tareas-. Si, mi condición de mujer, me salvo de la olla, pero termino condenándome a la humillación.>>
   << Cuando estuvieron lo suficientemente cerca de la puerta, por la que yo había ingresado, pudieron oír los pasos de mis perseguidores. Presurosamente, tiraron de mis ropas llevándome al fondo de la habitación allí, uno de los caníbales me sostuvo y amordazo. Cuando ingresaron el viejo con sus tres secuaces, una hola humana se abalanzo sobre ellos. Lo que presencie, fue muy cercano a lo que creo yo seria el infierno. No utilizaron armas para amedrentarlos, solo con sus manos y dientes los atacaron. La sangre mancho todo, paredes, pisos. Los caníbales parecían disfrutar de esta orgia. Mis perseguidores apenas si pudieron emitir un grito ahogado. Nunca podre olvidar, los ríos de sangre que circulaban por la habitación y como los caníbales retozaban en ella.>>   
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi  

viernes, 24 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN VIII


                    LA VERDAD SOBRE GUN VIII
  << Al verlo actuar como un desquiciado y preguntando por mí. Pues no conocía mi nombre, pero sí les gritaba a sus compañeros “¿La pendeja, la pendeja donde esta?”. Fue bastante claro como para que yo mediera cuenta de a quien se refería. En medio de mi temblor opte por intentar huir, escabullirme hacia la oscuridad del edificio. Donde podría esconderme hasta que se fueran, o bien encontrar otra salida.    Equivoque la decisión, no solo por que me vieron. Sino que al adentrarme en el edificio, termine dándome de lleno con una tribu de caníbales. Eran de los primeros en formar grupo y les costaba mantenerse como tal, algunos incluso tenían mordidas en sus extremidades. La cuestión es que termine parada ante ellos, cuando estos peleaban por la pierna de alguien. Fue tal el miedo en ese momento, que quede paralizada ante ellos. Por unos segundos me miraron, incrédulos de su buena fortuna.>>
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi   

jueves, 23 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN VII


                    LA VERDAD SOBRE GUN VII
   -Como te dije la idea era pasar desapercibida y alejarme de los tumultos de gente me pareció buena idea. No lo fue, en un principio si, pues conseguía bastante comida y no tenia que compartir con nadie. Circunstancialmente me cruzaba con caminantes solitarios como yo.
  <<Un día, me cruce con un hombre viejo, no muy distinto a todos, estaba sucio, su ropa roída. Cruzarnos en nuestro andar, él me sonrió, creí era un gesto bastante amable y le devolví la sonrisa. Continúe mí camino sin darme cuenta, que este hombre no había pasado de mí. Alcabo de un tiempo de andar, comencé a tener una extraña sensación, era como un picazón en la nuca. Opte por detenerme varias veces y buscar lugares seguros para poder observar a mí alrededor. Con el transcurso del día termine a achacándole todo a una paranoia infundada. Tuve la idea de meterme en un edificio medio derrumbado, para comer algo y depaso calmarme. El lugar estaba oscuro cuando ingrese, lo cual no hacia más que mejorar el lugar. Busque una mesa donde dejar mis cosas y sentarme a comer. Estaba concentrada en mi trajín cuando, lo veo, era el viejo y no estaba solo, había tres hombres más con él. Lo oí gritar a viva vos, incluso le dio un acachetada a uno de sus acompañantes. Asustada y temiendo que me vieran me escondí detrás de una mesa.>>
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi          

miércoles, 22 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN VI


LA VERDAD SOBRE GUN VI
     -Antes de empezar, tengo que decirte que nadie sabe de esto, mucho menos Ricardo. Sí, se que no se lo vas a decir a nadie, pero quiero mostrarte la importancia de este tema. Es duro contarlo-. Odio verla sufrir así, pero no me deja detenerla es demasiado pesado para ella y necesita compartir ese lastre con alguien. La dejo seguir hablando.- Bueno como sabes después de la caída del mundo, vague durante mucho tiempo. La comida no fue un problema, al principio y los caníbales todavía no habían aparecido, creo yo. Bueno, supongo que eso para ti es bastante fácil de recordar. Mis problemas se supeditaron a otra situación, un poco mas intima y casi imperceptible para mí, comencé ha ser mujer. Bueno, sí las señales estuvieron ahí todo el tiempo, la primera menstruación me asusto. Pero luego todo lo adopte como algo natural, no comprendí de primera mano, lo que significaba. Con el tiempo note como aquellos que cruzaba en mis vagabundeos, empezaban a mirarme de manera distinta, especialmente los hombres. Eso no me gustaba era necesario para poder sobrevivir, pasar desapercibida. Por consiguiente tome distancia de los grupos numerosos creyendo que así podría mantenerme segura. Cuan equivocada estaba.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi       

martes, 21 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN V


              LA VERDAD SOBRE GUN V
    -No me mires así, Gun, no voy a contarte mi vida antes de la caída del mundo, poco recuerdo de esa época, solo tenia diez años. Lo que quiero contarte es como fue mi vida antes de terminar aquí. Tal vez por que dije que, antes de que todo pasara, no quise referirme al cataclismo. Pues mi existencia se vio perjudicada, como a la mayoría, después. Discúlpame no quiero dar tantos rodeos, pero es difícil hablar de ciertos temas. Bueno, no se que te digo a ti, si lo sabes de primera mano-. Mientras habla su rostro se va oscureciendo, en una seriedad que nunca había visto en ella. Produce miedo verla así. Intento detenerla con un gesto, para evitar que se haga daño. No lo hace el peso de su alma es demasiado para seguir cargándolo. Lamento profundamente que haga esto, pues se en mi interior, quien luego deberá contar su vida seré yo.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi  

LA VERDAD SOBRE GUN IV


               LA VERDAD SOBRE GUN IV
    -Ha ha ah. Niña que sabes tú de los abogados-. Esta expresión me hizo quedar más viejo de lo que pretendía.-Bueno, tal vez, en un tiempo atrás mucha gente hubiera coincidido contigo al compararlos. Pero, yo, me refería a otra cosa. En realidad pensaba en lo que perdí y como cambia la vida de las personas-. Mantiene esa mirada condescendiente, generalmente dedicada a los niños cuando estos realizan sus deducciones infantiles. Haveces, creo que ella es mil años más anciana de lo que parece. Pues tiene esa paciencia única hacia mí, por eso la amo. Aunque todavía no puedo sacarme esa espina del costado que significa vigilar y posiblemente hasta traicionar a su marido.

  -Ven aquí-. Me dice mientras pasa sus brazos alrededor de mi cuello.- Se que hace tiempo acordamos no hablar de nuestras vidas pasadas. Pero necesitamos descargar nuestras conciencias, de todo aquello. No crees-. No me gusta por el camino por el cual, Estela, esta yendo. –Por eso te voy a contar como era mi vida, antes de que todo pasara, bueno si se le puede llamar vida-.

Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi       

domingo, 19 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN III


                     LA VERDAD SOBRE GUN III
    -¿Qué sucede?- Me pregunta Estela mientras pasa su mano sobre mi mejilla. No dejo que se aleje, la sostengo con mi mano grande, lastimada y torpe. Es como sostener un ave pequeña frágil, delicada y suave. La guio hasta mi boca, apoyándola contra mis labios. Es, es una sensación única. Pero se que debo de responderle.
   - Nada-. Miento.- Solo pensaba…-. Hago una pausa intentando buscar una salida del charco de barro donde me he metido.- Nada. Solo pensaba, en estupideces. Como por ejemplo, en los caníbales. ¿Qué eran antes? ¿Qué los llevo a tomar, la decisión de convertirse en, en…
   - …depredadores-. Estela tiene una enorme facilidad para completar mis frases. Aun así cuando intenta explicarme algo, siempre me queda mirando como si yo, fuese un niño pequeño descubriendo el mundo. Sorprendentemente tiene las dos respuestas, a mis filosóficas preguntas-. Con respecto a tus preguntas, la segunda es fácil de responder. La situación por la cual hemos atravesado todos lleva a muchos al límite, muchos no lo superan y seden a sus más primitivos instintos o eso leí por algún lado. La primera de tus tan incisivas pregunta supongo, yo, este, serian… serian… a ya sé serian abogados.      
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

sábado, 18 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN II


          LA VERDAD SOBRE GUN II
     Dejo de mirar por la ventana, para mirarla a ella, durmiendo sobre el colchón roído, que llamo cama. Tapada con apenas una suave y casi transparente tela la cual cumple la función de sabana, pares tener la paz de los siglos. Su suave respirar me lleva a un transe casi hipnótico. No quisiera despertarla nunca, cada noche ruego por que se quede conmigo por siempre. El pensar estas cosas me hace replantearme la decisión de contarle toda la verdad sobre mí. Pues no creo que nadie jamás quisiera, quedarse al lado de un a persona como yo. Además tendría que contarle lo de la misión. Como decirle que confié en mi,  si e de controlar a su marido, de manera clandestina. Si supongo que eso seria nada comparado a contarle cuales son los verdaderos orígenes de mis accesos de locura. Siento que debo hacerlo, pero tengo miedo.
  Un suave suspiro desesperado escapa de mis labios.
  Estela me oye y despierta. Agradezco la penumbra, pues así no puede ver mi rostro  desesperado.      
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

viernes, 17 de diciembre de 2010

LA VERDAD SOBRE GUN I


                             LA VERDAD SOBRE GUN I
   Una de las grandes némesis de los locos, es la luna llena. Pues no nos deja dormir, nos llama, asiéndonos salir, ofreciendo su resplandeciente luz azul para transformarnos en bestias feroces y sangrientas.  Por algo no dicen lunáticos. Los disparos de los vigías que protegen al barrio, indican que no soy el único sin sueño en esta noche calurosa. Me asomo a la ventana y observo, como los posibles invasores son ultimados a balazos. Al ver a los caníbales desesperados por entrar, para alimentarse, me pregunto ¿quienes fueron o que serian en otra vida?. Al verlos hago cuenta en que muchos parecen apenas mayores a mí. Entonces habían formado una vida antes de que el mundo callera. Al oír la respiración pausada de Estela, no puedo evitar trasladar la pregunta hacia mi persona. Debo de buscar en mi mente la respuesta, que lamentablemente, yasé. Aunque las repuesta no son para mi debería dárselas a Estela y que sea ella quien me juzgue, definitivamente debo decirle quién fui, para que ella pueda entender quién soy.   
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

jueves, 16 de diciembre de 2010

MIENTRAS PIENSO, una pausa



                           PUEBLO HIPOTECA
  Al pueblo hipoteca supo llegar un hombre sincero, bien parecido, de buen vestir, llamado invertir. Inmediatamente fue muy respetado por todos y bien atendido. Se le ofreció muchos billetes para beber. Se hizo de un buen amigo el contador quien le, presento a los hermanos gastos, para realizar sus proyectos. Los cuales le avisaron que esta aventura no era barata. Pero a invertir no le importo pues él tenía un secreto, estaba casado con financiera, una bella y dulce mujer. Lo que nuestro confiado hombre no sabía era que financiera lo engañaba con  banco, conocido estafador del pueblo. Este romance le costo todo su capital, ya no estaba seguro en los brazos de financiera quien lo abandono por banco. Como ultimo recurso decidió recurrir a Préstamo un malandra asociado a la pandilla de Banco. Quien no quiso traicionar a su patrón y mato a Invertir con una ráfaga de cuotas.
Fin.
autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi


CIUDADES DEL CENIT XX


CIUDADES DEL CENIT XX
    No recuerdo como he llegado a mi cama, no importa, estoy aquí tirado. Por mi cuerpo recorre una electricidad, mis pulmones parecen estar por estallar. Odio cuando las secuelas de los ataques o son las de los tranquilizantes. Nosé ese es mi mayor problema, el no saber distinguir, que es lo más perjudicial para mí. Sé que los arrebatos de locura son terriblemente perjudiciales, pues me provocan ceguera y podría lastimar a otros. De hecho ya ha sucedido antes y no debe de repetirse. Pero también las pastillas del doctor Renzo, me dejan demasiado dócil como si viviese en un sueño.
   Siento detrás mío como el colchón roído de mí cama se hunde. Se que es ella, nadie mas se atrevería a acercarse a este lugar, nadie solo ella. Debería alejarla, decirle que se marche antes de que la lastime. No puedo hacerlo. Ni siquiera por esta noche, donde debería ordenar mis ideas y descansar. Cuando siento sus manos recorrer, mí espalda me doy cuenta, que me es imposible apartarla. Soy demasiado maleable en sus manos. Es en estos momentos donde estoy tranquilo y se que la locura no me invadirá.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi    

miércoles, 15 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT XIX


     CIUDADES DEL CENIT XIX
    Entro al pabellón medico, ahogado por la situación, sudoroso por la carrera y lastimado en mi orgullo por las palabras oídas en trayecto a este lugar. Sin darme cuenta golpeo la puerta, al abrirla, contra la pared. Espantando a los únicos dos médicos con los que contamos y alguno de los pocos enfermos consientes. Apretando el paso desde el fondo del salón viene uno de ellos. Logro reconocerlo recién cuando esta frente a mí. Medio pelado con los pocos cabellos que le quedan color cenizas, de baja estatura y lentes de marco grueso emparchados en la unión sobre la nariz. Definitivamente es el doctor Renzo. Inmediatamente apoya una de mis manos sobre su hombro derecho y comienza a caminar por el pasillo central. Realmente  no necesito un apoyo, pues no estoy enfermo, sino mas bien el doctor me ofrece una guía, entre las camas. Al pasar ante los heridos y enfermos, aquí asinados, siento como si fuese un egomaníaco. Tal vez así sea.      
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

CIUDADES DEL CENIT XVIII


CIUDADES DEL CENIT XVIII
    Cuando salgo, puedo ver al lado de la puerta de Gorki, cuatro mujeres sentadas en el piso llorando. Supongo, que son las madres de los niños desaparecidos. Aminoro la marcha. Por un segundo las miro, ellas devuelven la mirada, con ojos de terror y desesperación. Siento el temor de ellas en mis huesos, también comprendo que en este momento el temor hacia mí, es mayor a la desaparición de sus hijos. Intento acercarme, consolarlas y hacer que confíen en mí. No puedo hacerlo,  comienza el maremoto de recuerdos que quiero enterrar en el olvido. La recuerdo, recuerdo a ella y me espanto de esos pensamientos. Huyo literalmente del lugar, espantado de todo lo que pasa en mí cabeza. Cuando me alejo oigo una pequeña palabra, significativa y definitoria. Loco. Atropellándome en los escalones de una escalera subo al pabellón medico, para que un acto de piedad me vuelva cuerdo, por unos pocos minutos mas.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

lunes, 13 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT XVII



          CIUDADES DEL CENIT XVII
    Después de semejante comentario desubicado quisiera ser tragado por la tierra. No por que la idea no me resultara atractiva, sino por decencia. No convine mostrar las verdaderas intenciones de uno, especialmente cuando se lo tiene como un enfermo mental capaz de matar a todo el mundo. Gorki se queda mirándome en silencio y con una sonrisa condescendiente.
n       -No, no. No al menos que sea necesario. Quiero que estés con él y veas como se desempeña, donde va. Fundamentalmente me interesa con quien trata.
   -Estoy completamente desconcertado esté hombre, líder de cerca de trescientas personas, le esta pidiendo al loco del barrio, es decir yo, que funcione como espía.
-          -¿Por qué yo?- es la única pregunta inteligente que he hecho en mi vida.
-          -Muy sencillo. Los problemas en el barrio han ido en aumento. Entre ellos la insistente desaparición de niños, lo cual no me permite concentrarme en este  problema.  Otra razón, eres uno de los pocos que puede pasearse por el exterior del barrio sin grandes problemas-. Suspira se echa para atrás en sillón y me mira por unos momentos.- Supe que has tenido un recaída. Vete a ver al medico y dile que te de algo para calmarte. Te quiero sobrio para esta misión.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi     

CIUDADES DEL CENIT XVI


                  CIUDADES DEL CENIT XVI
    Justamente por esos problemas psicológicos, es que estoy aquí esperando recibir una reprimenda. Quedo en silencio, dejo a Gorki hablar primero.
-          Me preocupa-.Dice Gorki mientras me mira por entremedio de la rendijas de sus ojos.- Así es estoy preocupado de sobre manera, la  situación de Ricardo Montes dentro del barrio-. Ahora si creo haber perdido por completo la cabeza, este tipo esta hablando mal, de quien hasta ahora era uno de sus favoritos. Amago con hacer un comentario para ilustrar un poco más los comentarios de Gorki, pero antes de decir palabra alguna me llamo al silencio, dejándolo continuar con su monologo.- He comenzado a sospechar de la extraña habilidad de nuestro amigo, mutuo…- al decir “amigo”, hace una pausa y me sonríe a sabiendas de mi odio por él.-… habilidad que no hace mas que desconcertarme, pues hoy su esposa a deslizado un comentario, bastante oportuno. Para mí no para él. Esta interesante observación, concluyo en una intervención mas halla de los límites seguros. Si, territorios donde las tribus caníbales, merodean sin freno alguno. Definitivamente es preocupante la situación de Ricardo Montes.
-          ¿Quiere qué lo maté?-. digo imprudentemente en vos alta.

Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi       

sábado, 11 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT XV



                    CIUDADES DEL CENIT XV
     Si un excelente líder y seria mil veces mejor, sino fuera por el almirante. Este joven de unos veinte años que es la pareja de Gorki, de pelo lacio, rostro diáfano, ojos azules y especuladores. Vestido siempre con una chaqueta azul con galones de oficial, por eso el apodo. Pareciese tener cierta, necesidad de trepar a las mas altas cumbres y no me refiero al alpinismo, mas bien es una escalada social lo que pretende este individuo. Incluso se han oído rumores, donde se lo vio dando órdenes a viva vos y declarándose como líder del barrio. En realidad, supongo, son solo rumores. La preocupación estaría en que el almirante, oficia como concejero. General mente Gorki nunca toma una decisión sino lo consulta previamente con él. Lo cual con las ínfulas de superioridad del niño mal criado, no creo que sea muy positivo. En particular para alguien con problemas psicológicos, como yo.   
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

viernes, 10 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT XIV


CIUDADES DEL CENIT XIV
  Resignado y con pies de plomo, camino detrás de Estela y el impotente. Antes de llegar, me desvío unos segundos para dejar en la armería, los casquillos de bala usados. Cuando llego a lo de Gorki, todo esta sucediendo como lo esperaba. Primero entra el impotente. Al llegar yo  Estela entra, detrás de él, hecha una furia. Luego de un rato salen los dos discutiendo en vos baja, para que no los oiga. Al pasar a un costado mío, Estela, me avisa que nuestro intrépido líder desea hablar conmigo. Cuando lo dice, pasa su mano por mi brazo, dándome aliento. Esa acción daría fuerzas a cualquiera.
   Ingreso a las estancias de Gorki, las cuales funcionan casi como una oficina-dormitorio. Esta sentado detrás de un escritorio. Una persona con su peso diría yo, es necesario que este sentada mucho tiempo. De tez pálida en extremo, lo obliga a quedarse siempre en la sombra. Algún día me gustaría saber de que color son sus ojos, pues los tiene completamente hundidos entre los mofletes y las cejas. Sus manos lo delatan, como alguien que jamás tuvo un trabajo de obrero. Aun así creo que es un excelente líder.  
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

jueves, 9 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT XIII


                   CIUDADES DEL CENIT XIII
         Pasando las puertas esta el patio donde se entrena todo los habitantes, desde que tienen doce años. El manejos de armas, es indispensable. Si bien son pocas las veces que seles deja disparar armas de fuego, el entrenamiento físico tiene una rigurosidad extrema. Aquí los niños, dejan de serlo a edades tempranas. Los veo y comienzo a recordar, cosas que no debería.
    El temblor de mi cuerpo se ha calmado, un poco. No me es necesario disimular tanto. El impotente  insiste que valla con ellos a hablar con Gorki. Yo en este momento quisiera irme a dormir. Aparte yasé como será la charla, el impotente entrara y le contara a Gorki de mi ultimo acceso de locura, diciéndole lo inseguro de mi presencia en el barrio. Luego por detrás de él entrara Estela, intentara por todos los medios defenderme. Por ultimo nuestro amanerado líder los echara de sus aposentos, con la escusa de que debe de hablar conmigo. Por ultimo entro yo, recibiendo una patada en el culo.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi  

miércoles, 8 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT XII



              CIUDADES DEL CENIT XII
    Después de mucho penar por caminos llenos de escombros, llegamos al barrio. Bha, en realidad lo que llamamos el barrio no es mas que un edificio, medianamente entero y en pie. Edificio que con la colaboración de todos hemos podido hacer de él un lugar seguro. Primero con mucho esfuerzo y bajas, tuvimos que tomarlo a la fuerza. Pues se hallaba ocupado por gente no muy dispuesta a compartir el lugar. Lamentablemente este conflicto no alcanzo a solucionarse del todo, cada tanto recibimos visitas de aquellos expulsados. Por esta razón y también culpa de la gran cantidad de caníbales organizados en tribus, se decidió la construcción de un vallado exterior. Falló demasiado rápido, por ende fue suplantado por una muralla de escombros. Y para poder mantener una seguridad confiable se decidió por la colocación de torretas, con vigías. Aun con la colocación de estos guardas y la vigilancia constante de las puertas de acceso. Todos los habitantes del Barrio deben estar dispuestos a matar.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi   


   

CIUDADES DEL CENIT XI


CIUDADES DEL CENIT XI
-          Deberíamos irnos, no es un lugar seguro y depaso le avisamos a Gorki de lo que encontramos acá-. Es el único momento que oigo algo coherente del impotente.

   Vamos hasta el jeep y nos subimos a él. Cuando intento saltar para sentarme en la caja, detrás de Estela, me doy cuenta que mi mano derecha tiembla. La sostengo fuertemente con la otra. Tomo envión, me subo, quedo sentado en la parte de detrás del jeep y cruzo los brazos para que no se note que el temblor comienza a invadirme todo el cuerpo. Oigo la cháchara del impotente durante todo el viaje. Intento disimular mis nervios destrozados vigilando las montañas de escombros a nuestro alrededor. No veo nada, pues apenas surgen las primeras luces del amanecer. Pero es una buena escusa para no interactuar con el impotente. Es mejor mantenerme en silencio, los locos somos más confiables si estamos callados.

Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi   

CIUDADES DEL CENIT X


CIUDADES DEL CENIT X
-          Ha ha.  ¿Cómo es eso? Yo Gun hijo del fuego reclamo las vidas de los infieles.

  Deporsi es un tipo al que odio de los mas profundo de mis tripas. Pero que ya se atreva a hacer una imitación mía. Me obliga a pensar en tomar una piedra y golpearle hasta dejarlo agonizante. Después buscar un palo ardiendo y hundírselo en centro del culo. En otro momento lo hubiese hecho sin penarlo, pero esta ella, es por Estela. Así es como guardo mi orgullo y dejo al mono lampiño seguir burlándose de mí. Les muestro mis hallazgos. – Miren las marcas, en los cuerpos, no son propios de las tribus caníbales locales.

   El cornudo se acerca y observa con detenimiento uno de los cuerpos.- Interesante no coincide con ningún tatuaje de los de por aquí-. Mientras, este, habla  y analiza los individuos, siento como la suave mano de Estela pasa por mi espalda.

-          ¿Estas bien? Se que te es difícil volver del todo cuando tienes esos episodios-. Retira la mano rápidamente y se queda esperando una respuesta.

  Me odio por ser tan tozudo, pero no le digo nada. Prefiero seguir siendo un loco silencioso.

Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi  

martes, 7 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT IX


                 CIUDADES DEL CENIT IX
  Es hermosa, solo puedo pensar en eso cada vez que la veo. Sus cabellos castaños que refulgir del fuego parecen pequeños hilos de oro. Los ojos color negro ébano de mirada tan intensa, que pueden reflejar el alma de un hombre. El rostro con el tono del sol, de gesto claro y sincero. Todo esto solo es una excelente síntesis de la perfección. Me estremece como al acercarse a mí, con una suave y delicada sonrisa, se le acelera la respiración. Es bellísima y la amo. Nisiquiera el accesorio de cornudo va a opacar eso.
  Nunca entenderé como pude haber terminado con un tipo como ese. Es demasiado viejo y consentido. Si  esta bien yo no soy justamente muy joven, le llevo quince años a Estela. Pero este ser, mezcla de gnomo artrítico, topo y valla uno a saber de donde saco esa nariz de rata, es completamente insufrible.
Autor Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi  

CIUDADES DEL CENIT VIII


                 CIUDADES DEL CENIT VIII
   El viejo bar arde, los muertos sangran, no tengo mí brandi, tengo cinco balas menos en el tambor del revolver y he recibido varios golpes, dos en la cara. Todo esto en tan solo tres horas. Oh, lo olvidaba resulta que soy antropólogo puesto que descubrí una nueva tribu de degenerados come gente. Eso me da mucho que pensar. Por ejemplo ¿dónde mierda esta Estela y el impotente de su marido?
    La luz que se enciende de golpe, encandilándome, responde en parte la pregunta. Giro presuroso apuntando mi revolver contra las luces. Todavía no estoy seguro de que sean ellos. Es un jeep, de él descienden dos personas. La silueta de Estela es la primera que reconozco, detrás viene seguramente el impotente. Es decir Ricardo, pero prefiero impotente. Impotente útil pues es el único que tiene un vehículo funcionando y después de todo sigue siendo un impotente.
  ¿Cómo conozco la disfunción eréctil de este individuo?
  Fácil todas las noches mi lecho es invadido por su hermosa esposa.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

CIUDADES DEL CENIT VII


                CIUDADES DEL CENIT VII
   Continuo riendo por lo que parece una eternidad. Cuando logro calmarme, descubro que estoy solo, rodeado de cadáveres. El bar ardiendo ilumina la mayoría de los cuerpos. Los tonos naranjas y amarillos le dan a la imagen un tono infernal. La sangre que los cuerpos emanan no produce reflejo alguno, así es como enormes charcos negros se extienden comiéndose todo a su alrededor.
  Me acerco a una de mis victimas, para observar con detenimiento los tatuajes de su cuerpo y saber a que tribu pertenecen. Mientras veo los dibujos grabados en el cuerpo del muerto, pienso en como hubieran sido sus vidas antes de la caída del mundo. ¿Qué lleva a una persona a hundirse tanto en la desesperación? ¿Ha tomar la decisión de comer sus semejantes?.
Ya no importa.
 Continúo mis exámenes de los tatuajes y marcas, hasta que advierto un patrón distintivo. No son tribus locales y eso significa que una guerra esta por comenzar.
  Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

CIUDADES DEL CENIT VI


                     
                      CIUDADES DEL CENIT VI
  Nuevamente nazco, esta vez mi madre es un bar en llamas. Íntimamente siempre creí que mi madre debería haber sido un bar. No importan es tribulaciones sin sentido, ahora debo anunciarle al mundo, mí renacimiento. Lloro como todos los recién nacidos, mí llanto es de truenos y pólvora. Uno a uno caen mis anteriores agresores. La luz purificadora del local ardiendo, los expone y deja a la vista. Convirtiéndolos en blancos fáciles para mí mágnum. Apartir de hoy aprenderán, que con Gun nadie se mete.
  Trato de no sumergirme en la matanza debo de ahorrar las balas son casi imposibles de conseguir y tener que hacerlas es cada vez mas difícil. Aun así cuando le vuelo la cabeza al último, que no ha escapado, rió como desquiciado. Grito para que me tengan miedo, escupo maldiciones me dejo llevar por el dulce olor de la muerte. No pudo detenerme. Nosé si quiero hacerlo.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
 

CIUDADES DEL CENIT V


                       CIUDADES DEL CENIT V
   Es un bar clásico, si, de esos donde uno venia disfrutar un buen trago, todas las paredes recubiertas de madera, piso de parquet, es decir, daba una cálida sensación. Bueno, ahora esa calidez se esta poniendo un poco excesiva. El fuego se propaga por el ya destruido local, con una velocidad increíble. Me pongo de pie, gatillo mi mágnum 44 y con pasos de plomo camino  hacia la salida. El fuego me rodea y con su humo comienza asfixiarme. Pongo mi brazo sobre la nariz y la boca. Toso. El calor se vuelve insoportable. No puedo salir inmediatamente, sin saber donde están ubicados los caníbales.                                                                                                                                                       
El  dintel de puerta ha tomado fuego. Aprovecho por unos segundos esconderme detrás del fuego y así observar donde se ubica el enemigo. Parece como si se hubiesen acercado. Me decido a salir de una vez por todas. Con el revolver por delante, disparando, a todo aquello que parezca vivo, salgo al ingrato mundo.
Autor Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi  

lunes, 6 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT IV


CIUDADES DEL CENIT IV
   Hago girones las mangas de mí camisa y comienzo a introducir los pedazos de tela dentro de la botella, dejando un trozo de tela colgando hacia fuera. Repito el procedimiento en otras seis. La lluvia de piedras comienza a disminuir. Desesperado busco en los bolsillos de mi pantalón un fosforo. Lo termino por encontrar, es el ultimo tendrá que alcanzar. Los impactos de las piedras merman, hasta casi detenerse. Con apuro agarro la botella con mi mano derecha y con la izquierda intento desesperadamente encender el fosforo. Puta madre, tarda una eternidad en encender. Logro pegarle fuego al trapo de la botella e inmediatamente tomo otro del piso, para repetir el proceso. De un salto me pongo de pie, con las dos botellas prendidas fuego. Tomo envión, para lanzar una y…
   Estos miserables tienen demasiada puntería. Con lo que parece ser otro cráneo humano, me dan de lleno en la cabeza. Caigo hacia atrás. Las botellas se rompen, prendiendo fuego al piso de madera. Estos mierdas quieren cocinarme antes de comerme.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

domingo, 5 de diciembre de 2010

CIUDADES DEL CENIT III


                  CIUDADES DEL CENIT III
   Estoy muerto, si estas mierdas me agarran estoy definitivamente muerto. Justo me tenía que pasar esto a mí. Claro que no estaría en esta situación si no fuese por Estela y el estúpido de su marido. La lluvia de piedras se hace cada vez mas intensa. Hago a un lado la desesperación he estado en situaciones peores. Siempre encuentro la manera de salir. Lo único que lamento profundamente es el brandi desperdiciado. No hay respeto por nada en este mundo, al fin encuentro una buena cantidad de licor. Como para emborracharme de por vida y me tienen que encontrar una tribu de degenerados come gente.
¿Una buena cantidad de licor?
  Por supuesto. Ya sé  como librarme salir de aquí. Oh como voy a lamentarlo. Creo que se me escapa una lágrima cuando  empiezo a preparar las bombas molotov. La lluvia de piedra es increíble. Poco importa ellos van a aprender que también puede llover fuego.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

CIUDADES DEL CENIT II


CIUDADES DEL CENIT II
   La primer piedra da contra la botella de brandi, haciéndola añicos. Los sucesivos proyectiles que ingresan por el ventanal del bar, me golpean en lugares varios. No se quiénes estén fuera, ocultos en la oscuridad, pero parecen tener muy buena puntería. Corro para ponerme detrás de lo que antes fuese una barra. Logro saltar detrás de ella, la lluvia de piedras no cesan. Algo que hace un ruido distinto rebota contra el mostrador y cae frente a mí.  Intento llegar hasta el tanteando entre la oscuridad. Lamentablemente lo encuentro, un fémur. Por aquí no hay vacas, solo puede ser humano. Entonces, los que me atacan son caníbales. Desesperado salgo del mostrador y disparo dos tiros a la oscuridad exterior. Suenan como truenos. No se si le di a algo, pero la lluvia de piedras se detiene. Oigo un ruido leve y depronto, un proyectil golpea mi cara. Logro sostenerlo es… dios… es un cráneo. Caníbales. Estoy muerto.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi

CIUDADES DEL CENIT.


                       CIUDADES DEL CENIT.
  Estoy sentado en un viejo bar, mirando por la ventana echa añicos. Recuerdo cuando los autos transitaban por estas calles. Hoy derruidas, antes rebosantes de vida. Recuerdo tiempos más amables, donde si bien no era fácil vivir, uno sabia que le deparaba el día siguiente. Podías transitar por las calles sin miedo a ser baleado por algún francotirador. Cuando los túneles de esta ciudad eran arterias de conexión entre un lugar y otro. Esté era un lugar donde la noche parecía no llegar nunca, pues se encontraba llena de faroles que iluminaban las calles. Esté era un lugar hermoso, bien digo, era.
  Hoy estoy sentado en esté bar esperando, una señal de alguno de mis amigos. Con el revolver a mi costado, un pequeña dotación de balas y bebiendo un brandi acido. Espero, pero no llegaran. Tendré que resistir solo. Hay ruido en la oscuridad. No son ellos. Comienza la matanza.
Fin.
Autor: Nicolás Federico Esteban  Vilaró-Tronfi.