ZONA IMPOSIBLE
En el barrio residencial norte las casas son de clase media, con jardines, adornados con flores al costado de sendas hechas con ladrillos rojos. Estas sendas recorren todo el jardín hasta el porche, donde comienzan unas escaleras blancas las cuales nos dejan en la puerta de ingreso de la vivienda. Para ahorrar los vecinos de este suburbio decidieron poner un sistema de seguridad corporativo con cámaras de seguridad. Cámaras de seguridad que están conectadas a una central, ubicada en el ingreso del barrio. A su vez cada puerta tiene una cerradura eléctrica, con un sistema de lectura para huellas dactilares. La mayoría de las familias que aquí habitan son del tipo estándar, es decir de cuatro integrantes, por ellos las fiestas, encuentros, salidas entre amigos, en definitiva la vida social activa es el pan diario. Pero aun así cada casa es un mundo aparte, con problemas, desconfianzas y miedos. Por eso los invito a ver una familia en particular, la cual no tiene nada en particular, esta compuesta por un padre obrero, una madre ama de casa, dos niño uno de nueve años y otro
de tres meses. Pero hoy ya no son una familia tipo, pues atravez de los días hemos implantado la idea en ellos que el mas pequeño a sido asesinado. Cosa que no a sucedido solo es una sugestión provocada por mensajes subliminales y estimulantes químicos.
Con tan solo las cámaras de seguridad como testigo de lo que sucede en esta vivienda, los invitamos a espiar en el interior. Estos ojos vítreos sin emociones nos permiten ver, a la ama de casa y su marido sentados en la cocina, mirándose. Solamente los separa una mesa de madera. No se dicen palabra alguna, no hay discusiones ni reclamos. Saben lo que ha ocurrido, las palabras no pueden describir las sensaciones o el espíritu primario en ellos. Las cámaras de seguridad son como corresponsales de la vida salvaje. El macho enloquecido por la sed de sangre y la madre que hace todo por sus cachorros. El hombre estalla arrojando la mesa entre ellos, con velocidad nerviosa a su esposa. La madre de sus hijos cae de espaldas, por el impacto resbala hasta la pared detrás de ella. Desesperada intenta incorporarse, pero él ya le esta encima, sostiene una silla sobre su cabeza. Sus ojos están vacíos, no posee expresión en su rostro, solo deja caer la silla sobre la mujer. Golpea violentamente hasta que la mujer queda hecha un bulto inerte ensangrentado.
Veamos como el hombre pasa al siguiente nivel, el pasillo. Donde descubriremos que posibilidades nos brinda una podadora eléctrica.
Detrás de él suena una pequeña alarma, da la vuelta y mira hacia la puerta. En el cierre electrónico titila la luz, el hombre apoya el dedo sobre la luz. La puerta se levanta y da paso hacia un oscuro pasillo. Ingresa, nota que la estancia esta iluminada por la tenue y plateada luz de la luna, la cual llega desde una ventana ubicada al final del pasillo. Como las bestias primigenias queda absorto mirando el astro plateado. Camina con paso trémulo casi a desgano, ya a mitad del pasillo siente un leve siseo. Gira rápidamente intentando descubrir de donde proviene el sonido no ve nada, continua caminando impasible. El siseo crece convirtiéndose en el golpetear de aspas contra el viento. Apura el paso, llega al ventanal apoya la espalda contra este. Primero mira hacia arriba, pensando que puede ser un ventilador, no lo es. La podadora ingresa al haz de luz. Con su tamaño desmedido, las cuchillas al descubierto, parece una horrible bestia abriendo sus fauces antes de comer. Podemos ver como desesperado el hombre intenta esquivar a su cazador.
Pero. ¿Qué sucede en la cocina?. Hay movimiento, observemos lo que allí sucede.
La sangre que cae de la cabeza le mancha su hermoso rostro, el cual ahora se encuentra deformado por los golpes y moretones. También tiene un brazo quebrado, no lo siente. Solo siente odio por aquel que la desposo, le dio dos hijos y luego intento matarla. Oye un extraño ruido en pasillo queda a las habitaciones, delirando se arrastra hasta la puerta. Mira en dirección al ventanal y sonríe ante el irónico espectáculo, su marido acorralado por la podadora. La expresión de su rostro cambia cuando el hombre logra sortear la embestida del aparato.
Haciendo uso de sus conocimientos en maquinaria el obrero intenta desesperadamente desconectar el aparato, primero intenta saltarlo. No lo consigue del todo pisa mal y cae sobre el aparato, las cuchillas le agarran del brazo. Ante el dolor grita espantosamente y se retuerce. Rueda sobre el aparato y cae en frente a las cuchillas. Desde la puerta de la cocina la mujer ríe a carcajadas, cuando el monstruoso aparato le destroza el rostro a su conyugue. Si, queridos espectadores, todo esto lo podemos ver gracias ha los sensores infrarrojos.
Sorpresivamente la mujer es quien pasa al siguiente nivel. Donde esta el niño el trofeo y la final.
La luz de la habitación de los niños titila, agónicamente la mujer apoya su dedo sobre el sensor. A su derecha se habré la puerta, el resplandor la ciega por un segundos, levanta el brazo para frenar el resplandor, sosteniéndose en el marco de la puerta ingresa a la estancia. Mientras atraviesa el umbral oye como su otrora marido escupe borbotones de sangre intentando respirar. Lo ignora por completo, poco le pude interesar. Dentro por fin ve a su hijo de nueve años, parado junto a una cuna. La mujer con desesperación intenta correr a abrazarlo, pero el niño levanta su pequeña mano ensangrentada y la detiene diciéndole.-Mamá paso algo-. Ella se detiene asustada. Violentamente las cámaras enfocan el rostro de la madre.
-No importa-. Le dice su madre, mientras avanza con ojos llorosos. –Ya lo vamos a solucionar. No pasa nada-. Estruja al niño entre sus brazos, contra su pecho. Hasta que comienza a sentir un dolor punzante en el costado justo debajo de las costillas. Pierde la vista, se frota los ojos para aclararla, su cuerpo se relaja. No puede sostenerse mas, todo termina oscureciéndose.
Hunde el cuchillo debajo de las costillas de su madre. Sin remordimientos lo hace llegar hasta el mango. sonríe con alegría y continua hablándole al cuerpo ya muerto de su madre. –Si mamá, si pasa algo. Yo gane-. Detrás de él una pared se levanta y aquí estamos nosotros trasmitiendo para todo el país.
Damas y caballeros este es el show televisivo con mayor televidencia del país. La zona imposible. La vida real tal cual es.
Fin.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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