SOLO ES UNA MÁS
El hospital presidente Evaristo Remo es uno de los más avanzados y capacitados de la nación. Posee doscientas habitaciones de alta y media complejidad. También cuenta con siete salas de veinte camas cada una para los casos de baja complejidad. Quince quirófanos distribuidos en siete pisos y en dos de sus tres subsuelos. Aparte del más sofisticado equipo, es destacable la capacidad de su personal. Entrenado para actuar en caso de desastre. Con tal organización es casi imposible una saturación. O al menos eso se creía.
La primera alarma sonó con un ataque virosico, el cual provoco que se tomara la decisión de aislar los pisos superiores del nosocomio. Este virus fue nombrado como sarpullido hemorrágico, debido a que en sus estadios iniciales se presenta con pequeñas y abundantes erupciones sobre la piel. En su segundo estado provoca coagulación de la sangre, hasta que el individuo afectado muere por falta de irrigación. Por su alto nivel de contagio, las personas afectadas deben de ser tratadas en lugares completamente aislados y asépticos. Tampoco se permite el contacto directo con cualquier otra persona, inclusive los médicos, los cuales deben de atender los casos solo en las fases iniciales, solo con trajes especiales de aislamientos.
La segunda alerta fue provocada por un accidente múltiple en una ruta cercana al hospital. Apesar de la oposición de los directivos ha cargo del nosocomio, en tan solo veinte minutos ingresaron cien personas con heridas graves, quince casos especiales y treinta fallecidos. Estos últimos fueron directamente derivados al tercer subsuelo, donde funciona la morgue. En su momento los casos especiales denominados así por su carácter de no-humanos, fueron ubicados en la sección B de la morgue. Esta es una sección especial, alquilada por una empresa privada, para el tratamiento y manipulación de sus productos.
En un principio la sección B mantuvo su autonomía con respecto al resto del hospital. Pero este estatus le duro poco. Debido al ingreso excesivo de pacientes y la cuarentena vigente en los pisos donde se encuentran los casos infectados por sarpullido hemorrágico. Se tomo la decisión de utilizar la morgue como sala de atención para las victimas del accidente múltiple. Por esta razón se comenzó a reubicar los fallecidos del ataque virosico en el único lugar completamente aislado de la morgue, la sección B, donde serian almacenados junto a los casos especiales. El jefe de sala Dr. William Craquen, se opuso tajantemente a esta invasión. Ante la junta directiva recalco los ítems del contrato de locación donde se prometía una completa autonomía e intimidad. Pero la necesidad de las victimas se puso sobre el contrato. Aunque se le prometió que solo serian los ocioso que debieran ser retirados a la brevedad y que después de su fallecimiento hallan sido declarados como inactivos. Ante la injusta negativa al pedido de mantener su autonomía, Craquen decidió tomar acciones más agresivas. Bloqueando literalmente todas las entradas a la sección B, impidiendo de manera directa el ingreso de los fallecidos.
-Disculpe doctor pero tenemos que dejar estos cuerpos en la sala. Es solo hasta que los familiares los vengan a retirar-. Dice el joven estudiante de medicina al viejo doctor Craquen. Mientras forcejea con la camilla para ingresar a la sala. Intenta mirarlo a los ojos mientras le habla, pero el anciano medico parece sentir como si lo desafiasen pues hace constar su desacuerdo de una manera estruendosa.
-¿Cómo que viene a dejar estos cuerpos aquí? ¿Acaso no hay lugar donde dejarlos?. Existen cien metros cuadrados de morgue debajo de uno de los hospitales mas grande del país, y usted que ni titulo tiene viene a decirme que no hay lugar. ¿Eh?-. Gritando y fuera de si, con el rostro desdibujado el anciano se acerca amenazadoramente señalando con su dedo al joven, quien espantado suelta la camilla. La cual rueda golpeando una de las puerta de la sala, provocando un fuerte ruido.
- Pero doctor me dijeron que usted ya estaba informado de este movimiento-. Dice el joven pasante mientras intenta recuperar la escurridiza camilla.
-¿Usted quien cree que soy yo?. Como puede venir a sugerir que estoy mintiendo-. Dice falsamente Craquen, mientras miente.
-No señor para nada. Solo intentaba usted sabe…
-Si, sé muy bien lo que estaba intentando y es minar mi autoridad. Pero no se lo voy a permitir. Dese por sancionado.
-¿Qué…-. La desesperación invade al joven pasante-… no por favor. Solo hacia lo que se me había ordenado. Mi intención no era atacarlo, ni ponerme en su contra.
-Dice usted que le dieron órdenes de traer estos cuerpos aquí-. Continua hablando mientras hace un gesto de desprecio con la mano. -Por dios quien daría semejante orden. Mas sabiendo el acuerdo de confidencialidad que rige sobre esta sala-. Da la vuelta para indicarle que se retire. Lamentablemente queda de frente a uno de los directores generales y coordinador estructural. Quien unos pocos minutos antes se había acercado al furioso Craquen, oyendo toda la discusión.
-Doctor permítame informarle ante todo, que la orden surgió de mi despacho. Por otro lado ha usted, ya se le había notificado de este movimiento. El cual se realiza bajo los estatutos del hospital. En el cual se indica que en caso de encontrarse el nosocomio en fase tres, se podrá hacer uso de todas las instalaciones vinculados al mismo. Incluyendo los arrendados.
Ofuscado Craquen se hace a un lado permitiendo que ingresen los cadáveres. Por los próximos diez minutos se dedican a ingresar camillas, a la que otrora fuese una sala privada. Cuando esta se ha llenado, Craquen alegando la necesidad de mantener la mayor privacidad posible sobre los documentos que posee en el lugar, sierra la sala con su código personal. Al terminar de cerrar, entre dientes, promete volver para acabar esta invasión.
Desorientación, pánico, ahogo. Es lo que siente, Elí. Por un momento cree morir. Aunque eso le parece imposible. En la desesperación abre los ojos descubriendo un blanco infinito. Nota que en realidad es una especie de membrana cubriéndola. La desesperación por fin consigue dominarla. Comienza a patalear y rasgar el manto que la cubre, la nota como si fuese una tela pero en la confusión no lo puede precisar. Al fin logra quitárselo de encima, abriéndolo con las uñas. Cuando consigue zafarse, una fuerte luz la ciega y le hace arder los ojos. Se incorpora con dificultad, pues la camilla la camilla donde se encuentra recostada es demasiado pequeña y le provoca vértigo. El encandilamiento inicial le ha provocado una perdida parcialmente leve de la visión, pero aun así no le quedan dudas de que el lugar es completamente desconocido. Se refriega los ojos tratando aclarar su vista. De apoco comienza a recuperar la visual, distinguiendo con mayor detalle la habitación en la que se encuentra. Descubre frente a ella una pared hecha de lo que parecen ser pequeñas puertas o talvez sean cajones de metal apilados. Le recuerda al lugar donde nació. Se frota los ojos insistentemente tratando de tener una imagen mas clara de este tenebroso lugar. Nota que a su lado se encuentran otras diez camillas; todas parecen tener algún ocupante recostado y completamente cubiertos por sabanas. Siente que algo le aprieta el pecho, es el miedo creciendo en ella.
Ricardo Curston es empleado de Felicidad Familiar, desde hace cinco años. Si bien para él este tipo de procedimiento es rutina. Pero no evita que sienta fastidio debido a la gente con la que tiene que tratar. Según él son narcisistas, ególatras y egoístas. Pero aun así es su trabajo y hay que hacerlo. Golpea la puerta de lo que parece ser una casa de clase media acomodada. Después de un momento es atendido, por una atractiva mujer de unos cuarenta años. -Disculpe podría hablar con la señora Greace-. Dice Curston con un tono monótono y profesional.
-Soy ella. Mire usted tiene toda la pinta de ser un vendedor, así que le ruego por favor, márchese, este no es un buen momento.
- Le doy mi más sincero pésame, pero justamente por ese tema me encuentro yo aquí. Pues soy representante de Felicidad Familiar. Específicamente del aria de recupero y reintegro. Por favor permítame pasar, así podré explicarle algunos de los ofrecimientos que tenemos para usted y tal vez pueda hacer de este momento traumático algo menos doloroso-. Curston termina de desplegar toda su verborrea de vendedor y espera la respuesta Greace. Está párese dudar un momento, como sopesando la situación. Luego termina por dejarlo ingresar a
la vivienda.
Observa por un momento las camillas contiguas, sintiendo que un frío le brota del interior. Llegando a la única conclusión lógica, sufrieron un accidente y ahora están en un hospital. Sí ha de ser eso, se dice así misma, por eso hay tantas camillas con gente sobre ellas. Aunque no comprende por que nadie se nueve. Un poco aliviada baja de la camilla mas cercana, esperanzada de encontrar a algún compañero durmiendo. Recuperándose de algún pequeño golpe pues si fuese así el lugar estaría lleno de médicos. Con cuidado levanta la sabana que cubre el cuerpo y ve el pálido rostro de uno de sus compañeros.
El agente de Felicidad Familiar se halla impaciente, pues hace un rato que espera a Greace, quien desapareció tras ofrecerle una tasa de café. Este se agita, impacientemente, sobre el sofá de tela persa. Hasta que toma la decisión de ir ha buscarla. Se pone de pie y camina hasta la puerta, donde momentos antes la mujer había salido. A medio camino Curston se ve franqueado por Greace, quien se le aparece de repente. El hombre tratando de disimular su apuro se acomoda el traje y vuelve a sentarse en el sofá persa. La mujer sonríe juguetonamente y lo sigue con los cafés. Curston nota que Greace se sienta a su lado. Cuando está deja el café sobre la mesa, se apoya deliberadamente sobre la pierna izquierda del agente, quien comienza a sentirse incomodo. Con un nerviosismo inusual en él, Curston acomoda sus hojas y carpetas sobre la pequeña mesa.-Muy bien señora. Vayamos al tema-. Poquito más grita estas palabras, como si intentara espantarla.
Asustada se echa hacia atrás arrancando la sabana que cubre el cuerpo inerte de quien fuese su amigo y confidente. Al ver al joven desnudo, con el pecho destrozado, Elí entra nuevamente en pánico. Tropezándose con sus propios pies, la joven cae pegándole a la camilla donde antes estuviese ella acostada, la cual termina yéndose al piso provocando un estruendoso ruido. Elí gira sobre si misma, cubriéndose el rostro para no ver al amigo muerto. En el pavor nota que todo el tiempo a estado desnuda y en un impulso de pudor busca unas sabanas, para poder taparse. El miedo le ha paralizado pues no puede tomar ninguna. Llorando desconsoladamente recorre la habitación buscando una salida. Por fin ve dos puertas. Una es de color blanca tras la cual se oyen voces. La otra es de metal, donde al otro lado no se escucha ruido alguno. El primer impulso es corre a donde se escuchan las voces, para encontrar cobijo. Pero antes de agarrar el picaporte se arrepiente, pues sigue sin saber la que sucede o donde esta siquiera. Duda unos momentos sopesando la situación y decide escuchar la conversación que sucede fuera. Cuidadosamente apoya unos de sus oídos sobre la un puerta, tratando de distinguir con mas claridad las palabras dichas por los anónimos interlocutores.
-… te digo que escuche un ruido ahí adentro. Como si fuese un estampido o algo grande se hubiese caído-. Dice un joven pasante a su compañero, mientras ambos se detienen frente a la puerta de la sección B.
Este le recrimina con gesto incrédulo en su rostro. –Por favor, no me vas a ser creer que hay alguien dentro cuando el doctor Craquen, tuvo que salir ha realizar unos tramites de traslado. Aparte mira…-. Continua refutando la teoría de su inquieto compañero, mientras señala la llave de seguridad. -…esta trabada con el código personal de doctor y nadie puede abrir. No creo que tampoco nadie quiera hacerlo. Después del escándalo que hubo. Por otra parte yo podría pensar que estas molesto, por como te trato hace un rato y estas intentando crearle problemas.
-¿Qué?. No para nada realmente oí un ruido cuando pasaba.
-Te creo, pero con el desastre que este lugar tal vez fue en otra parte y te pareció oírlo acá. Vamos a tomar un café cargado así podemos seguir con la guardia-. Ambos se alejan del lugar mientras continúan hablando. -La verdad no entiendo que te pasa con Craquen, siempre lo andas siguiendo como si fuese un profesor loco o algo así.
No alcanza a entender nada de lo que dicen detrás de la puerta. Pero cree oír una discusión lo cual la asusta más y la hace desistir de salir por allí. Entonces Elí corre hasta la puerta de metal. Arremete contra está abriéndola de par en par, Para descubrir que solo da ha una oficina sin ventanas u otra puerta por donde poder salir al exterior. Se vuelve hacia la otra puerta resignada pues es la única salida. Toma el picaporte y tira de él, pero no se abre, intenta pechando, no consigue abrirla. Desesperada con movimientos bruscos intenta una y otra vez. Aprieta el picaporte hasta que las manos séle ponen blancas, la golpea, la embiste con sus delgados y delicados hombros. Nada sucede, la puerta permanece imperturbable. Alguien la odia tanto que no quiere dejarla salir. Agotada se deja caer de rodillas, solo le queda esperar y llorar.
En el año 2011 un psicólogo postulo, que la enfermedad del futuro seria el narcisismo. Hoy medio siglo después, aquellas palabras tomadas como un divagues de un hombre muy cercano al abismo de la locura, causan estragos en la sociedad. Muchos de los trabajadores de la salud mental, actualmente se dedican al estudio de este comportamiento. Llegando a darles nombres de acuerdo al sexo la edad. Por ejemplo síndrome de afrodita es la denominación en caso de las mujeres mayores de cuarenta. El nombre parece estupido y sexista, pero lamentablemente es un desorden mental, que en la actualidad es la principal causas de suicidios. Este miedo a la vejes es lo que afecta a Greace Rifer, quien tuvo ya dos intentos de suicidio. Los cuales fueron ocultos por un muy capaz equipo de relaciones públicas. Aunque poco importan estos datos a Curston quien solo quiere terminar su trabajo e irse. Cosa que le esta costando demasiado debido a las insistentes insinuaciones de Greace.
-Primero el seguro cubre todos los daños que haya sufrido las unidades robóticas. Código 796613-72-. Por enésima vez el incomodo vendedor se interrumpe. Pues Greace le apoya su cabeza sobre el hombro. En un intento de alejarse Curston simula acomodar los papeles sobre la mesita ubicada frente a ellos. –Bien… esteee-. Como le venia diciendo. No debe preocuparse por los robots. Pero si debo notificarle que la unidad de ingeniería genética, ha sufrido daños importantes en su procesador de datos. Lo cual la hace irrecuperable.
Cuando el vendedor le menciona una posibilidad de perder el dinero invertido. La mujer ex modelo y actual empresaria párese olvidarse de sus insistentes avances sexuales. Cambiando completamente su actitud, hasta entonces dócil y complaciente, por un comportamiento mas agresivo. Sin disimular su enojo Greace increpa de manera casi demasiado violenta, al agente de ventas. –Disculpe, pero usted me esta diciendo que yo voy a perder el grueso de mí inversión-. En ese momento es ella quien se aleja. –Usted sabe muy bien que yo soy su mejor cliente, exijo de inmediato una solución. Sino me veré obligada a hablar con sus superiores. Quienes desde un principio debieron venir a resolver este problema. No enviar a un simple empleado.
Armándose de paciencia Curston comienza a explicarle. –Señora. Mí intención solamente era poner en claro la situación. En ningún momento intente siquiera sugerirle una perdida total de su cuantiosa inversión-. El vendedor continua hablando mientras se pone de pie y le alcanza una hoja. –Como vera nuestra empresa toma en cuanto a nuestros prestigiosos clientes. Este nuevo contrato le ofrece, aparte de reemplazarle el artículo en cuestión, una serie de beneficios extras los cuales no figuraba en el anterior acuerdo. Usted lo único que tiene que hacer es colocar su firma aquí y luego la empresa se encargara de todo los movimientos necesarios. Ya sea del traslado, como el papeleo o cualquier necesidad que surja en base al artículo por supuesto. Es mas una división especial se esta encargando en este momento de la recuperación del producto-. Con un leve gesto Curston, le coloca el papel frente al rostro concluyendo la oferta.
Un poco mas calmada, la antigua modelo, suspira reflexivamente. -… y los periodistas. Usted sabe muy bien que soy una personalidad pública. No me gustaría que se enteraran de esta situación y empezarán a hablar sobre mí, o la compañía… Bha usted me entiende. No.
Con semblante triunfante el vendedor sonríe, al descubrir el verdadero temor de la mujer. Disfruta por unos momentos y luego con tono tranquilizador le habla, mientras se acerca extendiendo el contrato insistentemente. –Descuide que nosotros somos profesionales y conocemos las necesidades las necesidades de nuestros clientes. Por eso nos manejamos con las más altas reservas. Las divisiones que antes mencione tiene como principal función de eliminar cualquier relación que usted posea con el articulo antes mencionado. Ahora por favor firme aquí.
-Falta un cuerpo-. Grita entre el desconcierto y el enojo el viejo doctor Craquen. Que segundos antes había ingresado a la sala forense, encontrando el lugar revuelto. -¿Quién entro aquí?-. Le grita Craquen al joven pasante. El cual al ver el cadavérico y siniestros rostro del doctor, empalidece de terror. Esta exclamación deja atónitos a todos dentro de la sala. El pequeño grupo de personas que minutos antes habían ingresado al recinto, encontrando un terrible desorden. Se arremolinan alrededor del viejo medico y el joven pasante.
-Craquen tengan piedad del muchacho, que fue el quien dio aviso de los extraños ruidos en esta sala-. El director López que conforma parte del grupo dentro de la sala, interviene en favor del joven, quien casi fallece del susto, ante el ataque propinado hacia su persona. Este robusto hombre, si bien se interpone entre la furia del anciano medico y su objetivo, sin aparente miedo lo hace precavidamente. Mostrando un argumento lógico. –Se dará usted cuenta que es prácticamente imposible que alguien ingrese o salga de aquí. Puesto que es necesario un código de acceso que solo conoce usted, y sus dactilares. Sin contar que este joven se encontraba con migo hasta hace unos minutos, cuando lo mande a tomarse un descanso y este a su vez fue a notificarle a usted de los extraños ruidos. Pensando un poquito se dará cuenta que no a tenido tiempo de violar los múltiples seguros de la puerta.
-Usted esta diciéndome que he sido yo quien sustrajo el cuerpo-. En ese momento la mirada de Craquen se posa sobre los dos hombres vestidos con traje. Quienes habían permanecido en silencio, observando toda la acción. Cuando uno de estos parcos individuos se acerca, intentando intervenir en la discusión. El rostro de Craquen cambia abruptamente de expresión, pasando del odio a uno más calmado y condescendiente.
-Disculpen pero nuestra empresa le paga a la morgue un bono, el cual reserva este espacio, confidencialidad y seguridad. Por lo tanto no pueden venir y decir que han perdido un artículo de gran valía como esta pretendiendo hacer-. La intervención del siniestro hombre deja mudo a Craquen. Quien agacha la cabeza y lo mira por el rabillo del ojo, como si de un niño regañado se tratase. El hombre de traje continúa hablando, pero esta vez lo hace directamente hacia Craquen. –A no ser que usted no haya perdido nada e intente darle una pequeña muestra de nuestro material a la competencia. Digo yo es una suposición mía nada más. Sinceramente espero que no sea así.
Las dudas planteada por el agente de felicidad familiar, sobre la honestidad de Craquen. Provoca en esté una furia desmedida. La cual se traduce en un intento, por parte de Craquen, en golpear al agente. Situación que es evitada por López, quien lo toma del brazo empujándolo hacia atrás. –Esta loco que intenta hacer. Pare hombre…-. El anciano continúa forcejeando. –Que se calme le he dicho. Solo hay que notificárselo a la policía.
-No-. Interrumpe el segundo agente de seguridad familiar. –No, eso no será necesario. Podemos encargamos de buscar el cuerpo nosotros mismos. Solo sino que otra opción llamaremos a las autoridades. Por lo pronto seria con teniente no atraer ningún tipo de atención sobre la situación.
Craquen y López cesaron el forcejeo perplejos ante la negativa de notificar a las autoridades.
-Ustedes deben entender que la reserva es lo primordial debido que nuestro cliente pretende permanecer en el anonimato.
-Poco entiendo por que tanto secreto-. Dice el doctor López. –Si después de todo un clon es un artículo al alcance de mucha gente.
-En nuestra empresa preferimos, por su alto desarrollo, el termino clon-vita. Clon es aquello de producción masiva para transplantes.
-Aun así debemos llamar a la policía.
La discusión continúa mientras el pasante, quien se había alejado, habré la puerta que da a la oficina de Craquen. Mira en el interior. Sorprendido ante lo que encuentra, grita. -¡Acá!-. Todos callan y se dirigen hacía donde se encuentra el joven.
-Es imposible-. Grita Craquen, cuando la ve en un rincón de la oficina en posición fetal, apretando las piernas contra el pecho, llorando, débil y agotada. Estupefacto intenta dar alguna explicación. –Cuando yo di el aviso a las oficinas ella no presentaba ningún signo vital.
-Tal vez tuvo algún tipo de reacción con el virus Hemorrágico-. Ante la mirada de reprobación de todos los presentes, el pasante intenta defender su teoría. –No es tan descabellado, tomemos en cuenta que se encuentra en un lugar donde esta en contacto con varios cadáveres infectados. Tal vez virus no muera con el individuo infectado como se piensa, solo cambia a un estado latente. Deberíamos tomar en consideración que el clon-vita, si bien se encuentra formado con células, también recibe distintos procesos químicos en su formación. Alejándolo de cualquier similitud con un humano real.
Todos guardan un silencio reprobatorio y manteniendo las miradas sobre el joven pasante. Éste apabullado por la situación y la sensación de ridículo abandona la habitación, sin volver a mediar palabra alguna.
El doctor Craquen se acerca a Elí, la toma del brazo, tira de éste para que se ponga de pie. Uno de los médicos manotea torpemente una sabana de la camilla más cercana y la cubre. La joven modelo se aferra a la sabana mientras mira a todos en la habitación, intentando reconocer algún conocido. Pero todos son caras extrañas y siniestras para ella. Los sacan de la oficina. Es trasladada, casi por la fuerza, atravez de los pasillos de la morgue. Todo el trayecto hace preguntas, pero ninguna le es contestada. La actitud silenciosa e indiferente, de los agentes no hace más que aumentar el terror de Elí. En el exterior los espera un furgón blanco, sin inscripciones. La delgada y frágil muchacha es arrojada sin ninguna consideración al interior del vehículo. Desesperada golpea las paredes de la furgoneta. Gritando pidiendo por Greace. Pidiendo auxilio y una salvación que nunca llegara.
-… si, muy bien. Entonces esta todo en orden-. Curston termina el parco dialogo, por el celular y mira a la impaciente Greace. Quien se haya parada delante de él. –Se me informa que todo esta en orden y el articulo a sido recuperado. Ahora si me disculpa he de irme-. Dicho esto con profesionalismo y frialdad el vendedor comienza a retirarse.
Cuando ambos se encuentran en el umbral de la puerta que da al calle. Greace hace una última pregunta. -¿Señor Curston que va ha pasar con Elí? ¿La van ha deshacer?
-No señora, debe de entender que el articulo no ha quedado completamente inservible solamente será reprogramado para otras actividades mas acordes a sus actuales capacidades del mismo. Por supuesto sin que esto la perjudique a usted o su imagen publica. Puesto que se mantiene en reserva de los anteriores o actuales propietarios.
Hace tres años junto con la legalización del comercio genético, es decir la compra por parte de particulares y empresas, de clones. Surgió lo que entonces fue considerado una ley menor. La cual prohibía que cualquier persona, practicase la prostitución sin conocimiento o con el mismo. Aunque la ley de comercio genético declara que todo ser no nacido de una madre, jamás puede ser considerado un ser vivo, por lo tanto jamás será humano. Esto provoco que los sancionados, en la prohibición de la prostitución, se terminaron aparando en la ley genética para continuar sus negocios. Es decir actualmente la prostitución es uno de los negocios mas rentables y legales en los que poder invertir. Felicidad familiar es una de las empresas que más a invertido en este rubro, concibiendo la mayor rentabilidad del mercado. Dueña, como es de uno de los prostíbulos más famosos o como son denominados oficialmente centros de recreación privada, llamado Estrellas. El cual ofrece a su clientela la posibilidad de tener relaciones con los clon-vita, de su estrellas o famoso favorito. En los últimos días ha recibido una integrante en su área de atención al publico, le llaman Alicia. A pesar de que ella prefiere Elí, como la famosa modelo. Muy pocos se toman el trabajo de nombrarla por ninguno de los nombres, pues es eso lo que les interesa de ella.
Fin.
Autor: Nicolas Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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