EL MEXICANO
En realidad nadie sabe si realmente es o no mexicano, pero el apodo siempre le vino al pelo. Con rostro duro, piel color cobre oscuro, unos mostachos negros y gigantescos, como bigotes. Seguramente nació en la villa como todo el mundo. Pero el se quedo con el apodo por la imagen de tipo duro, que este le da. Siempre anda acompañado por dos amigos, la verdad secuaces seria la palabra mas ubicada para nombrarlos. Uno es petiso y le falta un ojo, le llaman el porteño. El otro es alto, aunque un poco jorobado y rengo. Lo de jorobado, no es solo por la insipiente joroba en su espalda, su carácter también va con el adjetivo calificativo, por ende todos lo llaman el negro. Siempre se juntan en un kiosco que hay en la entrada de la villa, generalmente a la mañana, para esperar a la gente de Rivero. Después de recibir el paquete, se meten a la villa bien al fondo en una casilla, donde esperan a los clientes. Nunca nadie los vio venderle a alguien de la villa. Por seguridad siempre prefieren venderle a los de fuera. La droga no es joda si algún adicto se zarpa, siempre es mas fácil sacarlo cagando si no es conocido. Esto ultimo no significa que no los haya en la villa, solo es mas fácil controlarlos.
Con el tiempo, la gente se fue acostumbrando a la rutina del mexicano. Aparte su familia son buenas personas. La esposa Maria trabaja limpiando casas, parta ayudar en la economía del hogar, también participa en el comedor comunitario. Los hijos también son buenos pibes, el mas chico de 9 años cuando no esta en la escuela, se pasa jugando al fútbol con los amigotes. La mas grande por otra parte es una señorita de 17 años, eso implica que varios pretendientes le andan arrastrando el ala. Por otra parte esto implica que el mexicano anda mas a la defensiva y tiene anda con mayor cuidado con sus negocios. Eso a venido en el ultimo tiempo aparejado con menos ventas, apesar de la insistencia de Rivero. Dejemos claro algo, el mexicano sobre todas las cosas es un hombre de familia, por esa razón siempre puso primero a la suya. Si se dedico a la venta de drogas, es para evitar las penurias que sufrió de chico.
Aun así con todo y códigos morales a Rivero no le cuadro la baja de ventas. Primero mando dos de los muchachos, para explicarle al mexicano y sus amigos como eran las cosas. No contaron que eran gente dura, a Rivero le llego el mensaje de vuelta mas rápido que el de él. Los dos muchachos llegaron a la casa de Rivero, completamente estropeados. Incluso uno tubo que retirarse, bha, llego en el baúl de auto muerto. Esto no le hizo gracia al capo, el cual recordó la adolescente de 17 años, cosa que había olvidado el mexicano.
La niña desapareció durante 7 días. La policía como siempre actuó lenta, después de todo lo camellos no son bien vistos por la ley, especialmente si les mojan las orejas los capos de estos. 7 días de desesperación. El porteño y el negro, se portaron con fidelidad, se dedicaron a apretar a varios conocidos de la niña. Después supusieron lo peor y fueron con Gómez, quien era un alcahuete conocido por tener tratos en frontera. Enojados como estaban lo deformaron a golpes, casi inconciente pudieron oírle decir que no sabia nada, no lo habían contratado para este trabajo. Solo les quedo ir por Rivero, nunca llegaron a verlo los mataron a los dos. Al 7 día apareció la niña muerta y desnuda en un baldío.
El mexicano puso lo que quedaba de su familia en un colectivo y los mando a provincia. No hizo falta explicarles mucho, aun así a Maria no le gusto nada no poder enterrar a su hija. Pero su marido no estaba, como para discusiones. Después de verlos irse por primera vez en mucho tiempo, el mexicano, lloro. Tenia que hacer algo, no podía quedar impune la muerta de su niña. No hubo un gran plan de venganza. Se limito a decirle, que se había entendido el mensaje y que quería empezar a vender nuevamente. Rivero se sintió triunfante y fue él personalmente a pautar los nuevos términos de contrato. Idiota. No se perdió tiempo en discursos inspirados. Dos balazos le dieron en la cabeza a Rivero. Antes que los demás pudiesen reaccionar el mexicano se dio un balazo en la cabeza. Nadie fue a socorrerlos ni llamaron a la policía. Hoy en la villa hay otro distribuidor, sin tantos conflictos morales, tiene muy buenas ventas. Su capo esta contento con él.
Fin.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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