ALICIA
Un fulgor carmesí ilumina la habitación, luego desaparece. Dejando lugar a la penumbra, para resurgir nuevamente, recortando las figuras de dos personas recostadas en una cama circular. Una de las figuras es voluptuosa casi deforme, aunque no lo párese es el contorno de un hombre. El cual párese librar una lucha para descansar, pues su sueño es intranquilo, ruidoso y hasta por momentos párese ahogarse en los ronquidos que produce. Al costado del paquidermo, apenas perceptible, la segunda figura es una pequeña mujer. Mujer a fuerza de la dureza de la vida y no por su años, si apenas a vivido veinte largos inviernos. Ella no quiere dormir y si quisiera tampoco podría hacerlo, gracias a los estruendosos ronquidos producidos por este cruel ser. Solamente mira hacia la ventana, con ojos vítreos, intentando olvidar. Olvidar no solo los abusos en los que a sido victima esta noche, sino también una vida de atropellos y abandonos. Como cada noche no lo consigue.
El segador rojo del cartel de neon vuelve a iluminar la habitación, exponiendo la culpabilidad de aquella pobre mujer, luego se apaga como si decidiese dejar oculto todos los excesos allí consumados. Ella se levanta en la oscuridad, siempre mirando a la ventana. Al abandonar el lecho, el colchón vuelve a su forma original en un respetuoso silencio, intentando borrar todas las vergüenzas. Atravez de la ventana mira a la calle, sin darle mayor importancia al gente que trancita por esta. Algunos disfrutan y otros simulan que lo hacen en beneficio de sus negocios. La ciudad párese en vuelta en un febril y sicodélico circo, donde el cuerpo de una persona pude ser vendido a cambio de cualquier cosa. Sexo, drogas son monedas de cambio para la subsistencia de los menos afortunados. Sin sorpresa de lo que sucede en el exterior, Alicia abandona la ventana. Observa a su ciclópeo cliente, que libra una lucha sin cuartel por mantenerse dormido. Luego se dirige hacia un pequeño y sucio baño, ubicado al otro extremo del cuarto.
El vomito brota de su boca como un ser alienígena, representando todo lo podrido e impuro dentro de su cuerpo. Habré la canilla para limpiar los fluidos de la pileta. Aprovecha la escasa agua que corre para lavarse la cara y aunque no quiere se mira al espejo. Este le devuelve la imagen deplorable. Por un momento se desconoce, con el maquillaje corrido manchando su rostro en un aterrador calidoscopio de azules, negros y verdes. Alicia sabe que su edad es de veinte años, pero el irrespetuoso espejo, quien solo refleja la ineludible verdad, se niega a mentirle y la devuelve la imagen de una tullida anciana. Por fin rompe en llanto dejándose caer al piso del sucio baño.
Los estruendosos golpes contra la puerta, la hacen dar un salto y caer en el otro extremo del baño. Rodea sus piernas con los brazos y mira la puerta asustada, entre lagrimas, escucha los golpes e insultos de su cliente.
-Puta salí de ahí que todavía falta para cumplir las horas que pague-Tres violentos golpes , subrayan la frase.
Resignada se pone de pie y sale del baño. Da dos paso fuera intentando ignorar el enorme estomago a su lado. No consigue avanzar mucho más. Recibe una cachetada de parte del obeso cliente. Como un trapo, Alicia, vuela y cae sobre la cama. Siente al cliente mirándola, desnudo como ella, no lo quiere ver gira la cabeza, sierra los ojos, lo espera resignada.
Camina junto al supervisor del sector entre tubos y cables. Varias mujeres cuelgan a su alrededor, los tubos y cables son el sustento vital para estas matronas. Néstor ni se fija en ellos ya esta acostumbrado, despreocupadamente anota las cifras de los medidores, el supervisor toma distancia de él. Cada matrona tiene una estación de sustento propia, esto implica mucho papeleo y por ende horas extra para Néstor. En realidad no le preocupa el trabajo extra, especialmente de que han traído la nueva matrona. Siempre tarda mas de lo necesario en la estación de esta joven mujer, en esos minutos la observa detenidamente. Aveces le cuesta creer que no es una mujer real, solo un clon, una simulación de vida generada por el hombre. El embarazo tiene siete meses de maduración faltan unos meses para que tenga el niño. Niño que será utilizado como dónate de órganos, para aquellos que la puedan pagar. Camina al rededor de ella mirándola en detalle, esta dormida, apesar del tubo que sale de su boca la ve y es una mujer hermosa. El tubo esta obstruido por vomito, lo drena moviendo unas palancas. Se ha movido y uno de los inhibidotes en la cabeza dejo de transmitir, lo enciende nuevamente. Piensa en lo que ella podría estar viendo en su cabeza.¿Creerá que esta despierta?¿Esta conciente de su situación?¿Solo será un coma sin ningún sentido cognitivo?. No lo sabe. Pero por primera vez séle ocurre revisar los programas del sueño. Las pantallas indican, Alicia, casa de compañía. Con la mas absoluta calma mira a los ojos serrados y nota una pequeñas lagrimas. Néstor susurra: -solo unos meses niña. Solo unos meses. Después la tranquila oscuridad.
Fin.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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