NOCHE
Soy el monstruo que asota las pesadillas de los supersticiosos. Asecho en la oscuridad, siempre atento a mí alrededor. Esperando el momento de actuar, siendo testigo del horror y el crimen. Vivo en las sombras eternas, no necesito de la luz del día para ver. Siempre vigilante desde la cornisa de una iglesia.
Veo como una mujer es golpeada, robada y abusada por tres hombres. La oigo gritar de desesperación. Siento el miedo de aquellos que la oyen pero no le prestan ayuda. Me enamoro de su soledad y ardo al querer defender su delicada debilidad. Pero aun así los tres hombre son implacables, no tienen alma solo disfrutan ultrajándola, se alimentan del terror que provocan. Mis garras aprietan el cemento de la cornisa, los músculos de estas poderosas se tensan para saltar. Los colmillos de mí boca ruegan por sangre pecadora. Siento ganas de batir las membranosas alas, nacidas para trasladarme ante los culpables. Siento tantas cosas, que no puedo hacer.
La mujer es ultrajada sin mayor emoción, por cada uno de los violentos. Luego la matan. La dejan tirada como si desechasen un pañuelo descartable. Yo presencio cada acción, sin poder hacer nada por ella, mas que acompañarla en su ultimo aliento. Solo soy una gárgola de granito. Agradezco la suave lluvia que cae sobre mí, pues solo atravez de ella la piedra puede llorar.
Fin
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
No hay comentarios:
Publicar un comentario