LA VERDAD SOBRE GUN (CONTINUACIÓN) III
Afuera de la habitación, el mundo es inmenso y la vida de todos transcurre como si nadie hubiese oído las duras palabras de Estela. Bueno en realidad, yo fui el único en oírlas. Ahora estoy parado con la cabeza gacha y el rabo entre las patas, como perro regañado. Mi intención no era justificar mis acciones, pero así lo entendió ella y posiblemente tenga razón. Tanto tiempo sumergido en mí locura recibiendo la compasión de los demás, que ya he empezado ha sentirme una victima, cuando mí intervención, en estos hechos que rehuyo contar es más bien la de victimario. Pero aun así es difícil hablar de semejante locura. Si no la quiero perder debo contárselo todo sin ocultarle ninguno de los escabrosos detalles. Solo espero que al hacerlo no me abandone. Con un esfuerzo sobre humano levanto la cabeza, para mirarla a los ojos. Esos hermosos ojos color azabache, que en este momento me perforan con su mirar.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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