DESALIÑADA
La veo con sus cabellos revueltos. Sus ojos son dos lagunas completamente azules y lejanas. A pesar de que posee una nariz delgada y respingada, no muestra soberbia, ni es engreída. La boca apenas si séle nota pues esta compuesta por dos finos y delicados labios, es una boca que antes sonreía ahora solo muestra una mueca irónica. Ella extraña. Extraña, el tiempo en que retozábamos y venerábamos su salvaje piel verde. No entiende que ese tiempo paso y hoy la ocultamos debajo de un manto gris. Tampoco comprende nuestra necesidad de orden, que por eso debemos cortarle su desaliñado cabello. O que sus ojos azules nos hieren el alma y por eso debemos cerrarlos para siempre. Es difícil entender para ella, el por que nosotros sus hijos debemos matarla para creernos vivos.
Fin.
Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
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