LA MAÑANA SIGUIENTE IV
Me olisquea desafiante con su hocico de rata, en realidad levanta su nariz para mirar sobre sus lentes mostrándome el desprecio que me tiene. Luego se da la vuelta toma dos pequeñas cajas y las arroja en el jeep. Escucho un ruido a vidrio, lo que allá habido en las cajas no podremos usarlo para intercambiarlo. No me importa, el verlo molesto, es uno de los pocos placeres que me doy. Aunque debería tener cuidado, las insistentes preguntas, podrían poner en peligro a Estela. Pues si yo soy un loco de psiquiátrico, esté roedor no es de confiar. El ruido forzado del motor, me anuncia que el impotente ya esta sobre el jeep. Antes de poder ponerlo en marcha, lo ahoga tres veces. Yo termino de cruzar las sogas de sostén. Él me grita que suba, lo ignoro por un rato, solo para hacerlo enojar un poco mas. Antes de subirme al jeep, borro la sonrisa de mí rostro. Como me gusta sacar de quicio a este hombre.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi
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