ANTIGÜEDADES
El viejo
desalineado, pasa sus
callosas manos por
el rostro. Hace
un ruido estremecedor
con la nariz
y luego tose.
Pone sus manos
a los costados
de la taza
de café, se
queda encorvado sobre
ella como quien
espera que le
den una orden para
continuar con sus
movimientos. Finalmente toma
la taza con
ambas manos, hace
otra pausa respira
hondo, termina por
darle un sorbo
manchándose la larga,
blanca y desprolija
barba. Sin darle
mucha importancia al
café derramado sobre
si termina de
tragar, coloca la
tasa nuevamente sobre
la mesa, a pesar
de tener las
servilletas descartables enfrente
se limpia la boca con
la manga de
lo que en
otro tiempo hubiera
sido un saco
de lujo. Suspira
y se queda
mirando al impaciente
periodista sentado frente
a él.
El periodista
un hombre joven,
no ha pedido
nada para tomar
o comer, solo
mira por la
ventana de vidrio
del bar-café, esperando
que el viejo
termine con su
ritual. Golpea con
impaciencia el lápiz
en la mesa
una y otra
vez. Uno de
los mozos pasa
cerca y le
da un suave
golpe con la
pierna en codo
haciéndole perder el
rimo con el
lápiz. El periodista
gira y ve
que el anciano
a terminado con
su ritual. Con velocidad
agarra la libreta
que había dejado
a un costado
cuando se sentó.
-Dígame, ¿qué se
siente ser el único
viejo del mundo?- Dispara el
periodista, la fatal
pregunta.
-Por lo
que se usted
podría ser muchos
años mas grande
que yo, como
para permitirse llamarme
viejo.
-Si bueno,
pero en usted se notan los
efectos de los
años. Los cuales
no han sido
nada benévolos.
-¿Y con
usted, si? Me
gustaría saber donde
se encuentra se
cuerpo original en
este momento. Puesto
que puedo deducir
que debido a
su carencia de parpadeos y
sus ojos color
gris opaco, estoy
ante una persona
en su segundo
o tercer cuerpo.
¿O no es
así?
-Es el
segundo- Confiesa el
periodista, mientras baja
la mirada intentando
forzar una función
ajena en su
programación.
-¿Puedo hacerle
una pregunta?- El
periodista asiente con
la cabeza. -¿Cómo
es dormir dentro
de una maquina?
-Lo mismo
que dormir en
un cuerpo de
carne, llega la
hora uno se
recuesta en la
cama hasta, los sistemas
operativos entran en
reposo y nada
mas, luego viene
el otro día.
-¿Sin sueños?- El
periodista niega con
la cabeza, sin
entender al viejo.
–Triste, realmente triste.
-Mire, me
mandaron de la
editorial para hacer
una nota de
color, sobre el
único idiota que
se dejo morir
no para que
me pregunten a
mi. Ahora responda
la pregunta que
yo le hice.
-Bueno le
responderé- Toma otro sorbo
de café. -Yo no
soy viejo simplemente
he decido aceptar
mi edad y
no lo hago
para que un
montón de antigüedades
me traten de
viejo. Lo hago
por que la
vida carece de
sentido cuando uno
es eternamente joven,
sino mírese no
recuerda lo que
es soñar. Le
puedo asegurar que
cuando estaba en
su primer cuerpo,
antes de sumergirse
en ese mar
de plástico y
aluminio. Usted rogaba
que llegase la
noche para poder
dormir y soñar.
Otra cosa debe
haber sido ver
crecer a sus,
o disculpe esa
es otra cosa
que no ha
podido ver, pues
seguramente sus hijos
en caso de
que los allá
tenido, en este
momento deben de
tener su misma
edad. Debe de
ser horrible verlos
eternamente iguales sin
que progresen o
cambien. Lo mismo
debe pasar con
su vida personal,
no importa lo
que pase siempre
va ha pasar
lo mismo, no
importa cuantas mujeres
estén en su
cama el placer
es solo una
ilusión creada por
la maquina donde
usted esta almacenado.
Por eso le
digo yo decidí
asumir mi edad
los problemas que
esta trae y
las ilusiones también.
Cuando llega la
noche yo sueño
por mas que
tenga la incertidumbre
de no saber
si por la
mañana estaré vivo
o no. Incluso
esa incertidumbre me
da fuerzas para
no morir y
no vivir mas
allá de lo
necesario. Cuando usted
olvide siquiera que
existe yo seré
pasto de gusanos
y sin embargo
habré vivido mas
que usted.
El periodista
se pone de
pie, con una
mirada fría y
distante, se marcha.
Sale del bar
convencido de que
la congoja que
siente en el
alma debería de
sentirla también en
el pecho pero
no es así. Este cuerpo
que pago, suyo
según la factura
de compra, se
siente de otro,
ajeno, sin la cantidad
de funciones necesarias.
Por dentro piensa
que debería comprar
otro mas actualizado.
Este es una
antigüedad.
Fin.
Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
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