ARQUÍMEDES
Es el
año 212 durante
las segunda guerra
púnica las tropas
de Aníbal, saquean
toada la Italia
continental, mientras Claudio
Marcelo encabezaba el
asedio de Siracusa.
Esta ciudad aliada
de Cartago es
también residencia de
uno de los
matemáticos mas respetados
de todos los
siglos, Arquímedes. Arquímedes
que por ese
entonces gozaba de
una cierta fama
relacionada no solo
a sus descubrimientos relacionados
a las matemáticas,
si no también
por su actitud
de cirquero y
maestro militar. La
fama de Arquímedes
llego a tal
punto, que fue
ascendido en vida
al nivel de
divinidad. La leyenda
de sus logros
científicos incluían el
poner a flote
una galera con
el solo esfuerzo
de una vieja
mujer, curiosamente nadie
se entero que
la mujer era
en realidad la
suegra de Arquímedes
y este esperaba
el fracaso de
tal experimento. Sus
avances bélicos le
permitieron proteger durante
varios meses las
costas de las
invasiones con espejos
reflectantes, los cuales
tomaban la luz
del sol la
concentraban y desviaban
a los barcos
invasores, los cuales
terminaban ardiendo en
pleno mar. Por su
parte fue un
gran suceso cuando
pronuncio su famosa
exclamación ¡Eureka! El suceso
no devino en
si por el
descubrimiento de lo
que seria desde
entonces uno de
los teoremas que
revolucionarían la humanidad,
si no el
descubrir por parte
de los ciudadanos
de Siracusa que
Arquímedes se había
bañado. Lamentablemente para
todos no volvió
a repetirse, lo
de bañarse. Al
conocer estos logros
y algunos que se perdieron
en el tiempo
Marcelo dio la
orden de preservar
la vida del matemático.
Si bien
es de destacar
la inteligencia de
Claudio Marcelo al
querer preservar la
vida de un
genio como lo
era Arquímedes, lo
discutible fue que
este pretendiera confiar
tanto en sus soldados.
Como parte del
trabajo normal de
las tropas militares
estaba el de
inspeccionar y saquear
todas las viviendas
del páramo conquistado.
Fue por eso
que cuando, el
soldado normal llamado
Cayo Acasus, ingreso
a su tercera
vivienda de la
tarde y vio
a un viejo
andrajoso garabateando en
el piso de
tierra del patio,
no reconoció en
este al sabio.
La escena quedara
en los anales de
la historio como
la paradoja que
implica la conjunción
de las palabras
inteligencia militar. Pues
al ingresar al
recinto el soldado
sediento de gloria,
sangre vio al
viejo barbudo, sucio
y vestido con
harapos arrodillado en
el piso escribiendo,
sintió la necesidad
de mostrarse como
un ser superior.
Arquímedes envuelto entre
las caricias de
sus musas no
noto la presencia
del legionario, hasta
que este tubo
la osadía de
pisar sus dibujos
geométricos con petulancia
y sin mirar
al invasor el
sabio le castigo
las rodillas con
la varilla que
utilizaba para escribir.
El soldado sintiéndose
abusado y burlado
desenvaino la espada,
sin mediar palabras
algunas atravesó con
esta al sabio.
Así fue como
a los 70
años aproximadamente murió
una de las
mentes mas brillantes
de la humanidad.
En cambio Cayo
Acasus siguió su
vida hasta retirarse
del servicio militar
y termino por
fundar la primera
sociedad de críticos,
donde para pertenecer
tan solo se
debía matar a
un científico, a un
literato o tan
solo algún pintor.
Fin.
Autor: Nicolás Vilaró-Tronfi
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