INTERLUDIO
En una oficina, sobre un escritorio al lado de una ventana, hay un teléfono que suena repetidas veces. Al lado del teléfono se encuentra sentada una secretaria lijándose las uñas, una por una, ignora al aparato que no para de sonar. El aparato es viejo de color negro y grande, su campana es realmente estruendosa y casi se esta quedando afónica. La secretaria tiene ciertas similitudes con el teléfono que tanto se esmera en ignorar, pues ella también es vieja, grande y su vos es realmente estruendosa. El por qué, lo ignora es un misterio pues su función en esta oficina es atenderlo. El aparato calla, tal vez sea por que se ha averiado, la secretaria ruega por que este roto, la ultima vez tardaron cuatro días en reparárselo. Fueron cuatro días de silencio y tranquilidad, donde ni siquiera el pesado de su ex la molesto en patéticos intentos de románticos por volver a vivir de su sueldo como empleada estatal. No, lamentable el teléfono vuelve sonar. La vieja y gorda secretaria decide atenderlo de una vez.
-Ministerio de seguridad. Si, señor es aquí se lo acabo de decir. No el ministro no se encuentra, señor. Por favor controle su tono de voz, usted solo habla con una empleada. No señor usted no me paga el sueldo, es el ministro quien lo hace. Mire, no puedo informarle donde se encuentra él en este momento, solo se que esta de vacaciones en el extranjero. Si usted tiene la amabilidad, de moderar su actitud y decirme por que se a usted comunicado con nosotros. Aja, bien cálmese, ha, usted es el comisario del distrito quince. El distrito contiene en su ejido tres villas miserias. Y…¿Qué quiere, que le diga?. No todos tenemos la posibilidad de tener un trabajo cómodo. ¿Euh?. ¿Cómo?. Señor yo no soy ninguna puta. Por favor limítese a decirme que le quiere pedir al ministro. Seguro que usted tampoco es un santo. ¿Qué quiere refuerzos? ¿Para?. Por que las tres villas se han levantado en armas. Por favor señor oficial si esa frase parece de un castrense cualquiera y yo recuerdo que hace cuarenta años acabo el ultimo golpe militar. Bueno, bueno me concentro, ahora déjeme el recado. Muy bien. ¿Solicita refuerzos? ¿Acaso no era usted el macho soberbio? ¿Y, no puede detener a unos muertos de hambre?. No señor, no puedo comunicarle con quien este en lugar del ministro. Por que no hay nadie, por eso. Bueno, bueno cuando aparezca le paso el recado-. La secretaria cuelga de manera fastidiosa y vuelve a lijarse las uñas. Cinco minutos después protesta encontra de la llamada.-Cada loco consigue este numero que me gustaría arrancarlo de la pared-. Aprieta los dientes con odio y vuelve a lijarse las uñas.
El ministro de seguridad ignora por completo lo sucedido o peor lo que puede llegar a suceder. Sus vacaciones en Brasil continua sin sobre saltos. Con ansias espera el día siguiente donde recibirá su primera clase de buceo. El final de las vacaciones esta lejos y su país también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario