OSCARD
Baja pesadamente las escaleras de la jefatura de policía, esta cansado hace horas que su turno se ha acabado. Pero los sucesos de la madrugada han provocado que Oscard, estuviese llenando informes hasta la diez de la mañana y respondiendo preguntas idiotas a los igualmente idiotas de asuntos internos. La desaparición de su compañero Alberto Carasso, realmente la a provocado demasiados problemas, aunque espera que este se encuentre bien. principalmente para darse el lujo de poder matarlo el mismo. Luego de casi 15 años en la fuerza a Oscard séle ha iniciado un sumario. Lo que en cristiano viene a significar que no podrá ir al baño sin que los estupidos de asuntos internos le estén oliendo el culo para ver si se limpio correctamente o no. Su impecable legajo ensuciado por hacer su trabajo, este pensamiento le hace recordar algo que alguna vez le dijo su compañero. “Desconfío mas de aquellos que son pulcros sacerdotes, que de aquellos quienes han tenido la valentía de equivocarse”. Ahora si que Oscard se sentiría cómodo en el selecto circulo de amigos, en los que se movía Alberto. Pero eso es lo de menos le asusta loo ultimo que le han dicho los de asuntos internos sobre su desaparecido compañero. ¿Cómo que ellos ya esperaban, que el tuviese una actitud de este tipo?. Incluso llego una orden de captura para Alberto Carasso en tiempo record. ¿Cuándo en realidad se lo debía considerar como un desaparecido?
Termina de bajar las escaleras. Antes de continuar caminando por la vereda mira hacia el edificio de la jefatura, lo hace con cierta nostalgia pues sabe que no volverá a este lugar. Al menos no como policía. En algún lugar su amigo le reclama ayuda. Baja la vista, mira por unos momentos los mosaicos cuadriculados de color rojo mete su mano en el bolsillo siente la placa, aunque ya no esta allí, el comisario Sandor se la quito. Mas que tocarla es como un miembro fantasma, como cuando le amputan una extremidad a alguien que dice seguir sintiéndola luego de la operación, algunos incluso acusan cierta picazón en el miembro desaparecido. Es esa sensación la que lo embarga al poner su mano en el bolsillo, apesar de que este esta vació, solo que a él le pica el alma. Sierra el puño con fuerza tratando que la sensación pase, no lo consigue el fantasma sigue estando allí, después de todo el sigue siendo un policía. Después de todo tiene que significar algo el defender la ley y velar por la justicia. Pues hoy por su amigo procurara hacer justicia. Quita la mano del bolsillo con violencia, no vulva a mirar para ningún otro lugar que nosea hacia el frente, respira hondo y se marcha caminando por la vereda.
La primera idea es hacerse de un arma pues la reglamentaria también se la ha quedado el inbecil de Sandor. Luego ira uno por uno buscando, los conocidos, amigos e informantes de Alberto que después de todo par una persona como él eran lo mismo. Aunque primero debería empezar inspeccionando el lugar donde este desapareció. Ríe para si mismo, pues en las películas y series de televisión, seguramente si alguno de los protagonista se ve en vuelto, en una situación como está, el compañero saltaría sobre el auto patrulla sacaría una escopeta del 16 e iría ha matar a los captores, para luego terminar los dos tomándose unas cervezas en algún bar oscuro y tristemente alegre. Pero ellos no son protagonista de ningún pasquín, ni siquiera lo son de la vida real. Incluso cabe la posibilidad de que su amigo haya vuelto a caer en los vicios del alcohol y las drogas, después de todo nadie termina de recuperarse de ellos. No, no debe pensar así, pues eso quieren los de asuntos internos, si hasta se rieron en su cara cuando se lo dijeron. No, no va a pensar de su amigo de está manera, debe evitar hacer cualquier tipo de conjeturas. Solo ha de limitarse a buscarlo. Por mucho que leduela lo que encuentre. Muy por dentro ruega que este vivo como sea, después de todo son compañeros.
Autor: Nicolás Federico Esteban Vilaró-Tronfi.
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